Aprendizajes de la lucha del barrio de la Cañada Real

Una de las movilizaciones de los vecinos de Cañada Real para pedir el restablecimiento del suministro eléctrico. Foto: Plataforma Luz

Por Plataforma Cívica de Apoyo a la Lucha por la Luz de Cañada Real Galiana

Si alguna vez se escribe la historia del barrio de la Cañada Real, se podrán sacar aprendizajes muy valiosos. Por una parte, los distintos sectores que conforman el barrio, donde conviven sin mayores problemas personas de muy diferente procedencia, etnia, religión, cultura y estatus socioeconómico, han tenido una muy dispar integración en la ciudad de Madrid, desde la casi plena incorporación del sector 1 a la más difícil del sector 6.

Los motivos han variado a lo largo del tiempo, pero se ha de recordar que durante un periodo también el sector 6 se iba a incorporar sin mayores problemas a la ciudad de Madrid, como lo hicieron otros barrios similares, como el Pozo o el mismo Entrevías. Y así, les llegó el suministro de agua, el transporte público, el servicio postal e incluso la obligación de pagar el Impuesto por Bienes Inmuebles. Sin embargo, debido a la especulación inmobiliaria, el proceso se paró e incluso se invirtió, hasta llegar al salvaje intento de desalojo forzoso que ahora se está tratando de llevar a cabo. Para las grandes inmobiliarias que se están extendiendo por el sureste de Madrid los terrenos del barrio representan mucho dinero y la connivencia con los gobernantes lo puede hacer posible. Primer aprendizaje: en nuestra sociedad actual sigue plenamente vigente la enseñanza de Quevedo «poderoso caballero es don Dinero».

Por otra, en 1978 los españoles aprobamos la Constitución que constituía a España como un Estado social y democrático de Derecho, poniendo como núcleo de justicia de nuestro pacto social el respeto por los derechos humanos. Sin embargo, por más que Naciones Unidas, el Consejo de Europa y el Defensor del Pueblo han reiterado que el corte del suministro eléctrico que llevan sufriendo desde hace cinco años los habitantes del barrio supone un gravísimo atentado a sus derechos humanos, los gobernantes siguen manteniéndolo inclementemente. Segundo aprendizaje: una parte importante de nuestros gobernantes sólo respetan los derechos humanos cuando no van contra sus intereses.

Reclamación pacífica

Finamente, durante esos cinco años, los habitantes del barrio sólo han hecho que reclamar de forma pacífica y por las vías jurídicas que se respeten sus derechos, que les dejen pagar la luz y vivir en condiciones dignas, y que no se les desarraigue de sus raíces, su vecindario y su cultura. Su lucha ha sido y es un ejemplo de dignidad para todas las personas. Tercer aprendizaje: las causas más valiosas son sostenidas sólo por las personas más dignas, independientemente de sus condiciones y circunstancias.

A modo de epílogo cabría hacer dos preguntas, una a la historia por venir y otra a quien esté leyendo este artículo. ¿Qué triunfará para el futuro de nuestras sociedades, los intereses ilegítimos de los poderosos o los derechos humanos? Y: ¿Qué piensa hacer para que la anterior pregunta se responda a favor de lo que considera más justo?

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