El día después de la explosión en la calle de Manuel Maroto

Las nueve familias afectadas por el siniestro aún no han podido volver a sus casas

La labores de consolidación en el edificio siniestrado

Por Isa Mendi

A los vecinos del número 3 de la calle de Manuel Maroto, en el barrio de San Diego, la vida les cambió de forma radical poco antes de las 15 horas del sábado 13 de septiembre. Una explosión en un local de la planta baja, cuyas causas se desconocen al cierre de esta edición, afectó a sus viviendas y al bar Mis Tesoros, y causó 25 heridos y dos muertos, sepultados bajo los escombros, en el inmueble siniestrado que carecía de cédula de habitabilidad. Desde entonces, no han podido regresar a sus casas, más allá de para poder recoger algunas pertenencias en el mejor de los casos, y salen adelante de alquiler o en casa de familiares a la espera de que finalicen unas obras de rehabilitación que les permita recuperar su rutina y olvidar la pesadilla física y mental en la que viven.

Vallecas VA ha tenido la oportunidad de recoger el testimonio de Unai, que vivía en el 1º C junto a su pareja y a sus suegros. «Estábamos en casa, en la vivienda más afectada, porque fue justo debajo donde pasó la explosión. Por suerte, nos pilló en el lado contrario, en la cocina. Se nos cayó el suelo. El bar no fue, porque si hubiera sido, hubiera habido más muertos. Físicamente estamos bien, mentalmente como podemos, dentro de lo que cabe», recuerda. En la actualidad, y de forma momentánea, se ha trasladado a la casa de sus padres en Almería. «Nos han dicho que es posible que las viviendas menos afectadas, las del segundo para arriba, puedan volver en un mes o en mes y medio. Pero las más afectadas, hasta dentro de seis es posible que no», añade.

Con respecto a las ayudas prestadas por los recursos municipales, precisa que unas son ciertas y otras no. «Se comenta que nos han dado manutención y un sitio donde estar, al principio el hotel, y esa parte es verdad. Pero no medicación, ropa y ayuda para transporte. Hemos tenido que pagar el abono, el duplicado del mismo, y pagar otra vez la documentación para seguir adelante. La ropa nos la dio el hotel», explica. «Por ejemplo, una de las personas necesitaba medicación hospitalaria sí o sí para su tratamiento. Estuve intentando llamar al hospital y, después de 20 intentos, no pude contactar. Me consta que ya la ha conseguido por sus medios», añade.

Además, carga contra la intención municipal de alojar temporalmente a alguna de las familias en el Centro de Emergencia Temporal Las Caracolas, situado en el Ensanche. «Una de ellas se negó por completo y solamente hay una persona en una habitación de alquiler con la ayuda de los Servicios Sociales. Además, a una familia le han dejado dormir en el colegio donde van sus hijos de forma momentánea, porque no tenían donde ir», añade.

Pasado ya el susto inicial, alude al tema psicológico que, a su juicio, no hay que dejarlo ni mucho menos de lado. «Nos sentimos atosigados mentalmente. Aunque los vecinos no han pensado que fuera necesario, se precisa una ayuda constante, por la prisa que te meten en todo. Los más jóvenes la necesitan, porque se les ven bastante afectados. La madre de un amigo se ha prestado desinteresadamente a ayudarnos en este sentido incluso de urgencia», dice este vecino.

Unai y su pareja quieren recuperar cuanto antes su vida, aunque son conscientes de que no podrán hacerlo de la noche a la mañana. «Mi pareja tiene su trabajo y yo lo iba a tener antes de que explotara la casa. Necesitamos un lugar para vivir, pero intentar buscar un alquiler es muy complicado por la brutalidad de su coste. Lo más difícil es la fianza que te piden», concluye.

Servicios Sociales

Mientras, la vicealcaldesa de Madrid, Inma Sanz, defiende la «total y absoluta implicación por parte de los Servicios Sociales», que, asegura, están viendo cuál es el grado de necesidad de cada uno de los afectados. Esto es «compatible con que los seguros tienen que activar las pólizas para dar cobertura a lo que están obligados, que es el tratamiento más a medio y largo plazo», argumenta. Sanz reitera que «los Servicios Sociales municipales no se han desentendido, sino que desde el primer momento se han ocupado de la situación de esas personas en emergencia social y ahora siguen acompañándolos». «Lo harán el tiempo que sea necesario para darles cobertura y ayudarles en esta fase y en ese proceso tan doloroso», apostilla.

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