Por Olivia Anders
En el corazón de Vallecas, entre sus calles llenas de vida y resistencia, ha nacido ‘Voz de Espejo’, el nuevo poemario de Raquel Bernardino. Con una escritura profunda y honesta, esta vecina del barrio invita a un viaje a través de la memoria, la identidad y la emoción. En esta entrevista, habla sobre su proceso creativo, la inspiración detrás de sus versos y la huella que Vallecas deja en su poesía.
Pregunta: ‘Voz de Espejo’ es un título evocador. ¿Qué significado tiene?
Respuesta: Es un viaje, un camino alrededor de la palabra y el silencio para la búsqueda de la voz propia. Mirarnos en el espejo como acto de honestidad y valentía para ver qué calla, susurra, grita o refleja.
P: ¿Qué temas atraviesan sus poemas? ¿Hay algún hilo conductor en la obra?
R: El núcleo o hilo conductor de mis poemas está muy relacionado con el linaje, sobre todo el femenino, algo así como la marca o la memoria genética que todas cargamos y lo que hacemos con ella como mujeres con canto propio y colectivo. Hablo de los nudos de garganta, de la afonía y la tartamudez, de los secretos lacerantes, de los ecos y voces que nos acompañan, del grito y su desvelo, de todo lo que se transita y relata para celebrar la forma con la que miramos y hablamos al mundo.
P: ¿Cómo fue el proceso de publicación? ¿Le costó dar el paso?
R: La revisión y publicación de un poemario siempre tiene un coste. Una se deja mucha carne y cuerpo en el proceso y cuesta dar el paso, porque siempre está la incógnita de lo que tú desnudo pueda importar o interesar al otro e, incluso, a ti misma. Por suerte, me he sentido muy cuidada durante todo el proceso por la editorial Loto Azul. Quiero hacer especial mención a Balbina Miño-Gómez, poeta y amiga que ha llevado a cabo la asesoría poética del poemario, así como el prólogo. También a Maite Martín Laguna, pintora y autora de la portada que, tanto dice, de lo que se cuenta dentro. Sin el abrazo de ambas, no hubiera sido posible.
P: ¿De qué manera Vallecas ha influido en su poesía?
R: Vallecas ha sido, es y será testigo de mi relato y, por tanto, está muy presente en mi poesía. Cada calle, cada plaza, cada lucha interna y colectiva ha dado voz a la niña que fui y a la mujer que, aún hoy, construyo. Vallecas siempre es punto de partida y también de llegada, forma parte de mi linaje, me reconoce entre tantos y me otorga nombre y lugar.
P: ¿Crees que la identidad del barrio se refleja en su obra?
R: Sin ninguna duda. Este poemario habla de identidad, de la manera con la que hablamos y escuchamos al mundo. Creo que Vallecas sabe mucho de eso. Vallecas viene del barro, de una mudez impuesta por otros que no han sabido o podido callar. De esa asfixia se ha sabido hacer tejido, transformándola en grito y en voz colectiva y propia.
P: ¿Tiene algún rincón favorito en Vallecas para escribir o inspirarse?
R: Me encanta sentarme en la Plaza Vieja, es refugio e inspiración. Parar en la librería La Verde, ver su escaparate y charlar con su librera también es parada obligatoria. ¡Son dos de mis lugares favoritos del mundo!
P: ¿Qué consejos daría a quienes quieran escribir y publicar poesía?
R: No soy mucho de dar consejos. Compartiría mi experiencia por si puede guiar o arropar. Que traten de leer mucho, de escribir sin miedo al desnudo, de vivir con los ojos abiertos y hacer caso, al menos casi siempre, al instinto.
P: ¿Tiene nuevos proyectos literarios en mente?
R: Por el momento, quiero seguir dando a conocer y disfrutando de ‘Voz de Espejo’. Me gustaría vivir la experiencia de hermanarlo con otras disciplinas como la pintura, junto a Maite y, también, con la música acompañada de Cía Zamba, compañía artística a la que pertenezco junto mis a compañeros Manuel Rúa y José Luís Merlín. Con los tres, ya he trabajado anteriormente, siendo muy enriquecedor a nivel personal y artístico. Por otro lado, sí que hay algo de la Raquel enfermera, que late y versa sobre los cuidados, los afectos y las experiencias tanto físicas como psicológicas vividas en el hospital.