Por Grupo 24 horas AA Madrid
A sus 35 años, Sabrina V. ha recorrido un largo camino hacia la rehabilitación tras haber lidiado con el alcoholismo y la dependencia a otras sustancias. Desde su trabajo en un estanco, comparte su experiencia y los efectos devastadores que el alcohol y el ‘speed’ tuvieron en su vida y en sus relaciones. Hoy, tras ocho años en el camino de la recuperación, nos relata su lucha interna y el papel crucial del Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos Madrid en su proceso de recuperación.
Pregunta: Cuando bebías y consumías, vivías con tu pareja. ¿Cómo le afectó tu alcoholismo?
Respuesta: Al principio de nuestra relación ya le llamó la atención que bebía demasiado. Así que empecé a hacerlo a escondidas. Muchas veces, cuando llegaba del trabajo, me encontraba dormida en la cama apestando a alcohol. Eso le afectó mucho.
P: Además del alcohol, has sido consumidora de ‘speed’. ¿Cómo explicar a quienes no saben que estas sustancias son también síntomas del alcoholismo?
R: Cualquier sustancia que nos aleje de la realidad puede convertirse en un problema. Hace años, solo había alcohol, pero con el tiempo han surgido nuevas drogas. Como enferma alcohólica, encuentro algo en una sustancia que me ayuda a lidiar con mis problemas. En mi caso, estaba lidiando con la bulimia, y el alcohol no me quitaba el hambre. En cambio, el ‘speed’ lo hacía y me mantenía activa. Cuando lo probé, vi el cielo abierto. Y si el alcohol me hubiera ofrecido lo mismo, lo hubiera utilizado, ya que está más aceptado socialmente.
P: ¿En qué momento te diste cuenta de que tenías un problema?
R: Cuando me di cuenta de que el alcohol se había vuelto una muleta para afrontar la vida. Un día, salí a tirar la basura y vi que había escondido en bolsas, botellas de vino que guardaba en mi habitación. En ese momento, me di cuenta de que algo no andaba bien, ya que me escondía para tirar las botellas. Pero me convencí de que era una mala racha y que podía dejar de beber cuando quisiera. Admitir que tenía un problema era demasiado aterrador.
P: Actualmente vives sola, algo impensable cuando bebías. ¿Cómo lo has logrado?
R: Desde que empecé la rehabilitación, todo ha mejorado. He vuelto a trabajar y tanto mi familia como en mi puesto laboral, han empezado a confiar en mí. Esto me ha permitido vivir sola, porque he ganado en seguridad, aprendiendo a estar conmigo misma sin miedo.
P: Perteneces a una nueva generación. ¿Te has sentido juzgada por ser mujer y alcohólica?
R: Ha habido un pequeño cambio, pero persisten prejuicios y desinformación sobre el alcoholismo. Aún se considera un vicio y no se reconoce como una enfermedad mental.
P: Llegaste muy joven al grupo. ¿Qué les dirías a los jóvenes que sufren por su forma de beber o consumir?
R: Les diría que pidan ayuda y que no ignoren su situación. Yo fui la última en darme cuenta de que tenía un problema. Mi familia y amigos lo sabían, y cuando intenté dejar de beber y no pude, supe que debía buscar ayuda.
Si tienes problemas con el alcohol o las drogas, hay una solución:
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