Por Plataforma Cívica de Apoyo a la Lucha por la Luz de Cañada Real Galiana
El pasado 10 de febrero, ‘Aunque es de noche’, el cortometraje dirigido por Guillermo García López, ganó el Premio Goya al mejor cortometraje de ficción, consagrando el éxito que ya tuvo el pasado 17 de diciembre con la consecución del Premio Forqué al mejor cortometraje cinematográfico.
La película nos cuenta los 10 días anteriores a una forzada ruptura entre dos adolescentes a los que les une una profunda amistad y el amor por su barrio, en una situación dominada por una escasez grave de recursos materiales, pero en la que se mantiene el entretejido construido con los sutiles, arraigados y resistentes hilos del amor y la interdependencia que unen a las relaciones personales en las familias y las amistades.
La cinta cuenta una ficción, pero todo lo que hay detrás de esa narración es absolutamente real. El director ha estado viviendo la realidad de la Cañada Real Galiana durante años, empapándose de ella para que la misma transpirase en cada uno de los fotogramas de su cortometraje. De hecho, el director y los productores del cortometraje tuvieron también el acierto de conseguir que todos los personajes fuesen interpretados por vecinos y vecinas de la Cañada Real, destacando en ello el excelente trabajo realizado por los dos actores protagonistas: Antonio Fernández y Nasser Rokni. La naturalidad y la realidad que asoman a sus ojos, sus gestos y su forma de expresarse son un mérito más del cortometraje y otra puerta que se nos abre para conocer a nuestros vecinos de la antigua vía pecuaria.
Como en las buenas ficciones, lo más importante a veces no se hace explícito, pero está presente en toda la obra y va directamente dirigido al espectador que la ve con una mirada inteligente y empática. Así, en este cortometraje están el amor de los vecinos de la Cañada por su barrio y también las relaciones personales consolidadas y forjadas en tradiciones orales y en vivencias compartidas durante generaciones en el trabajo, el sufrimiento, el juego y los trascendentales momentos de intimidad, alegría y felicidad. Y sí, también está omnipresente el abandono y el maltrato institucional, que desde hace tres años y medio se canaliza a través del mantenimiento del corte del suministro eléctrico en el barrio y el sometimiento, con ello, a todos sus habitantes a un entorno torturante, donde sus derechos humanos esenciales son continuamente vulnerados. No obstante, aunque siga siendo de noche, la luz la proporcionan el coraje, la dignidad y la esperanza de los propios habitantes de la Cañada.
En aras de la coherencia
Que la ficción nos sirva para entender mejor la realidad y que esa comprensión de la realidad nos haga ser moralmente coherentes y exijamos de manera firme la vuelta inmediata de la luz a la Cañada Real. Por la dignidad de sus habitantes, por la dignidad de todos nosotros, hagamos que la vuelta de la luz ponga ya fin a la noche artificial que nos están queriendo imponer.