‘400 días sin luz’: Cañada Real, crónica de un barrio

La obra de teatro cuenta el día a día de un vecindario que sobrevive a más de dos años sin suministro eléctrico

Parte del elenco de actores de la obra. Foto: Soria. Centro Dramático Nacional

Por Alberto Astudillo

El pasado 13 de noviembre fue el último día en que se pudo disfrutar de ‘400 días sin luz’ en el Centro Dramático Nacional. Una representación escénica creada por Vanessa Espín y dirigida por Raquel Alarcón, que se adentra en la vida de un barrio donde la vulneración de derechos humanos es una constante en su día a día, y donde el último corte de luz ya dura más de dos años. Esta obra traslada a los espectadores a apenas 12 kilómetros, al llamado sector 6 de la Cañada Real Galiana. La Cañada comprende territorios de los términos municipales de Madrid, Coslada y Rivas Vaciamadrid. En los años 50 llegaron los primeros pobladores y se expandieron en las décadas siguientes, al igual que sucedió en otros barrios de los dos distritos vallecanos. Gente llegada del campo, familias migrantes en busca de trabajo o personas desalojadas de otros poblados. Una de las cuestiones clave a tener en cuenta es que la Cañada se sitúa en una intersección de terrenos comprados por las grandes promotoras urbanísticas del país, zona afectada por el proyecto urbanístico Bosque Metropolitano de Madrid, adjudicado en 2020, y repartido en cinco proyectos.

Las creadoras

“La primera vez que entré en La Cañada me encontré con el sonido de mis pasos. Los pájaros volaban en eterno diálogo. No pían por piar, me dijo una señora gitana que vive en una de las casas de arriba. Cañada es una geografía peculiar y para entenderla había que caminar para hacer el mapa, para entender el territorio con los pies y no con la cabeza”, comenta Vanessa Espín, creadora de la obra.

Cañada se forjó como otros barrios de emigrantes rurales que acabaron integrándose en el término municipal de Madrid, a través de sucesivos planes urbanísticos (Vallecas, Orcasitas, Carabanchel). Sin embargo, el caso de Cañada fue diferente manteniéndose al margen, y devolviéndonos a retratos del pasado, como relata Espín: “Este sitio me recuerda a mi barrio. Mi barrio se levantó a pulso desde la tierra. Mi barrio lo levantó la gente que quería construir su hogar. Vivir, amar, trabajar, pertenecer. La vida es lo que pasa todos los días.

Los días malos también nos pasa la vida. En Cañada la falta de luz se ha convertido en un faro. Las personas de aquí no se quieren sentir ni víctimas ni marginadas, pero por desgracia todo apunta a ese lugar”, lamenta.

Un momento de la representación el Centro Dramático Nacional. Foto: Soria. Centro Dramático Nacional

La llegada de Raquel Alarcón, directora de la obra, vino acompañada de la nevada que ocupó nuestros televisores a inicios de 2021. “Llegué por primera vez a este barrio en enero de 2021. Acabábamos de salir de una nevada histórica y el equipo que me acompañaba entonces formaba parte de un proyecto que se llamó ‘Dramawalker Cañada Real’. Aquel día lo único que hicimos fue caminar y recuerdo que la sensación compartida fue la de volver al pueblo de la infancia, a la casa de los abuelos, al hogar. Una vez más el barrio atrapado en el tiempo. Tampoco sabía, ni podía imaginar, que dos años más tarde el barrio seguiría sumido en la misma situación: vivir sin electricidad”, asegura.

El tiempo parece eternamente detenido en Cañada, que rodeada de grandes proyectos de expansión urbana, resiste contra todo pronóstico, siendo ya tres generaciones las que habitan el barrio.

Actrices y vecinas

Rahma Hitach, Khadija Ajahiou y Houda Akrikez son vecinas y actrices de esta ficción en primera persona. Rahma, mediadora intercultural y fundadora de la asociación A.M.A.L (Asociación de mujeres árabes luchadoras), hace acompañamiento laboral, promueve talleres de gimnasio, costura o apoyo escolar con mujeres del sector 5 y 6 de Cañada Real. Cuenta que todo “esto ha sido posible gracias a la voluntad de las mujeres de Cañada, los voluntariados, el apoyo del A.M.P.A, los colegios de Rivas, 15-M de Vallecas, varias asociaciones y sobre todo a los espacios que nos han proporcionado el centro socio comunitario (sector VI) y la casa de asociaciones de Rivas”.

Llegó a esta iniciativa después de conocer a Raquel Alarcón y participar en el proyecto ‘Dramawalker Cañada Real’ en 2021. También organiza y coordina el festival de cine ‘VOCES’ en Cañada que se celebra a finales de noviembre en el barrio.
Khadija Ajahiou nació en Madrid en 2003, creció en el seno de una familia de origen bereber, y, en la actualidad, estudia Enfermería en la universidad, siendo una de las representantes estudiantiles de la asociación Tabadol y portavoz de las estudiantes de Cañada. Llegó al teatro de la mano de Houda Akrikez y de las mujeres de la asociación Tabadol en un proyecto llamado ‘A contraluz’, que fue representado en Matadero Madrid y en varias universidades de la Comunidad. Una propuesta que tenía como objetivo denunciar la situación de injusticia que suponía el corte de luz en su barrio. KhadiJa reconoce que “desde muy pequeña me ha gustado el teatro asistiendo a clases en mi instituto y participando como voluntaria en varias actividades en mi universidad, y que se me otorgue esta oportunidad para mostrar mi propia realidad es un privilegio”.

Por su parte, Houda Akrikez, que se presenta como mediadora intercultural y defensora de Derechos Humanos a tiempo completo, llegó de niña a Cañada, donde pasó su infancia y adolescencia, se casó y tuvo dos hijas. Fue la fundadora y portavoz de Tabadol e integrante de la Plataforma por la Luz de Cañada Real. Llegó al teatro también con el proyecto ‘A contraluz’, que sirvió como terapia para canalizar las emociones de la lucha diaria, la rabia, la frustración, pero, sobre todo, la esperanza. Houda es la única de todo el elenco que ha cambiado el texto en cada representación, aumentando en voz en grito los días que llevan viviendo sin luz. En la última representación fueron 772 los días: 2 años, 1 mes, y 11 días.

Esperanza

En Cañada, no perder la esperanza es su ingrediente para vencer. La justicia europea a través del Comité Europeo de Derechos Sociales, dictaminó el pasado 19 de forma unánime la obligatoriedad del restablecimiento inmediato del suministro eléctrico, luz y calefacción.
Todas las administraciones públicas están jurídicamente obligadas. Es decir, todas actuarán en contra del Derecho si no obran en consecuencia.

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