Por Antonio Osuna
Por fin parece que la primera ola de calor se terminó, pero la pregunta es: ¿Será la última de este verano? Ojalá. El pasado mes de junio sufrimos unas temperaturas dignas del agosto menos benevolente. No recuerdo una primavera con esas temperaturas. Tal vez ya pasó en otra ocasión, pero no lo recuerdo, y claro, sufriendo estos calores todos nos hacíamos la misma pregunta: si esto es así ahora, ¿cómo vendrán los meses próximos?
Las noches eran imposibles y qué decir de los días. Pero los días… pues es más imaginable, ves el sol sin tregua calentando y ese aire que no enfría. Pero en la noche, cuando ya se supone que la temperatura debería darnos una tregua, todo seguía igual. Y claro, volvía a la misma pregunta: ¿Cómo serán los meses venideros? Únicamente espero que lo peor ya haya pasado, pero eso sería ser muy positivo, no deja de ser la estación que es. Cada cosa en su lugar.
Solamente espero que hayan aprendido lo mismo que aprendí yo en esa ola de calor. Lo primero, tener siempre agua fresca. Sé que da pereza rellenar la botella cuando está uno en el sofá a punto de derretirse, pero sí, es un sacrificio que tiene beneficios rápidos. Lo segundo, hacerse con un buen ventilador o un buen aire acondicionado. A ver… todos sabemos que la luz está al precio que está, pero de algún modo tendremos que paliar esto, o sea, aparatos de aire o un gran abanico, eso ya depende de cada uno. Y tercero y no menos importante, recordar coger los helados lo último en el mercado. Yo cometí ese error y cuando llegué a casa tenía una caja llena de batidos.
En definitiva, el calor volverá, seguro, pero espero que esta vez no nos pille tan despistados. O al menos tan despistados como me pilló a mí.