Por Patricia Carlavilla, Concha Párraga y Marisa Gascón, enfermeras de Familia de los CS Campo de la Paloma y Ángela Uriarte
El sol es un continuo en verano en nuestro país y nosotras, vuestras enfermeras, queremos seguir acompañándoos en esta época del año. Por ello es importante que os hablemos del cáncer de piel, tan asociado al sol, aunque debemos tener claro que podemos sufrirlo en zonas no expuestas a la luz solar. Las radiaciones solares pueden provocar mutaciones en el ADN de nuestras células y producir el inicio de la carcinogénesis.
Hay varios tipos, el carcinoma basocelular, el espinocelular y el temido melanoma. Los dos primeros suelen circunscribirse a la piel, pero el melanoma puede afectar también a órganos vecinos e incluso hacer metástasis. Todos ellos están asociados a la exposición al sol, aunque también está relacionados con el tipo de piel, siendo más frecuentes en personas de piel y ojos claros, con antecedentes familiares o con el número de pecas que tengamos.
Los carcinomas cutáneos están muy presentes en nuestra sociedad, dándose sobre todo en personas mayores de 50 años y en aquellas que pasan muchas horas con exposición al sol por su vida laboral como agricultores o marineros. Este tipo de cáncer de piel suele ser de crecimiento muy lento.
Cuando hablamos de melanoma cutáneo, estamos hablando de palabras mayores, ya que suele tener un crecimiento más rápido. Debemos estar alertas ante la aparición de lesiones en la piel como manchas, costras, nódulos, úlceras o si se producen cambios en las ya existentes como crecimiento, variación de color, forma, sangrado o picor. Entonces debemos no demorarnos y acudir al dermatólogo.
Autocuidado y prevención
Pero, sobre todo, debemos trabajar el autocuidado y por tanto la prevención que irá de la mano de dos ramas, por un lado, la autoexploración física; y por otro, el control de la exposición al sol.
En cuanto a la autoexploración física, debemos hacer un mapeo de nuestras manchas en la piel una vez al menos cada tres meses. Debemos seguir una rutina para no dejarnos ni una sola peca por conocer, mirando todas las zonas de nuestro cuerpo hasta las zonas más complicadas, como espalda, interdigitales de manos y pies, debajo de las mamas…etc.
Y, por supuesto, debemos ser muy prudentes a la hora de realizar la protección solar.
Debemos evitar las horas centrales del día, aprovechando las primeras horas de la mañana y ultimas de la tarde para pasear. Debemos usar protector solar siempre que vayamos a estar expuestos al sol y el factor de protección va a depender del fenotipo de la piel (si se es más blanco o moreno de piel).
Los filtros solares deben aplicarse 30 minutos antes de la exposición al sol para que todos los ingredientes se absorban en la piel. Hay que tener mucho cuidado con las camisetas mojadas, bien por el sudor, bien por agua de baño, ya que éstas pueden actuar con efecto lupa y aumentar las probabilidades de quemaduras cutáneas.
Desde un espacio a la sombra, os deseamos un feliz verano.