Por Isa Mendi
‘Vallecas en lucha, 30 años de reivindicaciones y conquistas populares’ es el último libro de Pepe Molina, presidente de la Asociación Vecinal de Palomeras Sureste y fundador de Vallecas Todo Cultura (VTC). En la actualidad, trabaja para poner en valor el archivo histórico de Vallecas que existe en VTC para que sea utilizado “por profesores, universitarios, estudiosos, periodistas y todos aquellos que puedan estar interesados y preocupados por difundir la imagen y el protagonismo histórico del barrio”, explica. En esta entrevista con Vallecas VA habla, entre otras cuestiones, de la evolución y de las señas de identidad del movimiento vecinal vallecano, así como de sus próximos proyectos.
Pregunta: ¿Por qué pensó escribir este libro? ¿Es un sueño hecho realidad?
Respuesta: Siempre he creído que lo que no queda escrito y publicado, se olvida. Hemos vivido mucho y ha sido tanta la gente que ha dejado lo mejor de su vida pensando en los demás, que era obligado dejar constancia de ello. El trabajo ha sido muy gratificante. Debo dar las gracias a la sensibilidad de Begoña y Jorge, los editores de Agita Vallecas, por haberse comprometido seriamente con la memoria colectiva de Vallecas.
P: ¿Cómo ha sido y cuánto ha durado el proceso de elaboración? ¿Es difícil conjugar el papel de protagonista de los hechos y de cronista?
R: En total han sido dos largos años y algo más hasta verlo publicado. En cuanto a ser protagonista y cronista hemos procurado evitar, dentro de lo posible, todo personalismo. Es cierto que he sido testigo y protagonista de muchas de las luchas que aquí se narran, pero pecaría de injusto y egocéntrico si no reconociese, ante todo, el papel de los centenares de mujeres y hombres que sí fueron protagonistas y parte importante de las reivindicaciones y luchas vallecanas.
P: De las diferentes reivindicaciones vecinales de todos estos años, ¿con cuál se quedaría?
R: Es evidente que la reivindicación más importante fue la de las luchas por la vivienda y por la transformación urbanística del barrio. El cambiar la vida de más de 70.000 personas ha sido clave para crear un barrio nuevo y más digno. En total la operación ha supuesto crear 16.000 nuevas viviendas, 23 escuelas infantiles, 4 colegios públicos, 2 institutos, 2 bibliotecas, 2 centros culturales, miles de metros cuadrados de zonas verdes, 7 parroquias, polideportivos, centros de salud, servicios de luz, agua, gas, telefonía y muchas otras realidades.
P: ¿Y la anécdota que más recuerda?
R: La que propició la firma del Plan 18.000 millones con Ruiz-Gallardón. La creación del Gallo Vallecano que le persiguió durante varios meses, recordándole la deuda pendiente con Vallecas. También todo lo que precedió a la inauguración del Centro Cultural Paco Rabal. Todo ese proceso está lleno de anécdotas, incluso aquellas que cuentan como las vecinas de La Unión lograron rescatar el Centro Cultural Pilar Miró y la Biblioteca Luis Martín Santos, impidiendo que fueran una comisaría.
P: Ha comentado en alguna ocasión que, a la hora de conseguir un objetivo es muy importante la negociación, ¿por qué?
R: Hemos sabido proponer objetivos reivindicativos, plantearlos con claridad y coherencia para que toda la ciudadanía los apoyara y para no quedar como ignorantes ante las administraciones. Hemos sabido pelearlos, buscar maneras inteligentes de poner en valor lo que queríamos (asambleas, manifestaciones, encierros, cadenas humanas, iniciativas lúdicas, prensa local y radios, escritos…) y finalmente, llegados a un punto de confrontación, saber negociar, no rendirnos ante las presiones de las administraciones, en todas sus variantes. La negociación muchas veces ha supuesto echar pulsos, presionar con todos los medios a nuestro alcance. También ha supuesto tirar de la prensa para “acongojar” al político de turno, siempre preocupado por su imagen y por el qué dirán. Negociar es una seña de identidad del movimiento vecinal y algo consustancial con la lucha. Es destacable como los poderes políticos o empresariales (eléctricas, colegio de médicos, gas, agua…) han pasado de negar siempre la mayor, chuleándose de los “pobres vecinos”, a tener que recoger velas y achantarse ante la presión alargada en el tiempo y decisiva de las asociaciones de vecinos.
P: ¿Qué diferencia al movimiento vecinal de Vallecas del resto?
R: Ha tenido siempre una seña de identidad especial, la unidad. Desde el primer momento, allá por 1968, cuando fue creada la primera asociación de vecinos, Palomeras Bajas, se evidenció que nadie ni quería, ni podía ir por libre. Recuérdese que estábamos en plena Dictadura y haber hecho esto, además de perjudicial para la lucha, hubiera sido peligroso para el propio desarrollo y supervivencia del movimiento vecinal. La unidad fue la principal seña de identidad vecinal. Párrocos, monjas, abogados, arquitectos progresistas, miembros del PCE, ORT, MCE, LIGA, UCE, vecinos y vecinas sin adscripción política y sindical, trabajamos juntos, discutimos hasta la saciedad, hasta llegar a acuerdos en lo fundamental. Todos sabíamos qué queríamos, quién era el enemigo a batir y cómo había que ingeniárselas para lograrlo. Esa constante se ha mantenido a lo largo de los años, modificando las formas de lucha, la representación más adecuada en cada caso y reafirmando el papel de las asociaciones de vecinos. La unidad nos ha diferenciado siempre de otros barrios y distritos. No siempre ellos han logrado esa impronta. Las rencillas y el deseo de sobresalir han impedido que la unidad se impusiera. De eso nos hemos sabido librar nosotros.
“La reivindicación más importante fue la lucha por la vivienda y por la transformación urbanística del barrio”
P: ¿Qué nuevos retos tienen los colectivos ciudadanos de Vallecas?
R: Tenemos grandes problemas a resolver, aunque no les estemos prestando la importancia y la acción política que requieren. Me estoy refiriendo a la incineradora de Valdemingómez y a la necesidad de desmantelarla y cambiar sus usos. También a la situación de la Cañada Real. Hemos dejado que se reproduzca algo que combatimos hace años, la proliferación del chabolismo, aunque en esta ocasión lo veamos más lejos porque hay una mayoría de población inmigrante. Por último, nos preocupa la situación de desempleo de muchos de nuestros jóvenes. El problema es tan agudo que le hemos perdido el norte. La presión debiera hacerse al Ayuntamiento, a la Comunidad y al Gobierno, sin distinción de colores. Generar empleo pasa por la formación profesional, por las ayudas a las pequeñas y medianas empresas para que contraten a jóvenes, por las medidas para evitar la precarización laboral. Si la voz de la sociedad fuera más contundente, es evidente que esto tendría que cambiar más pronto que tarde.
P: Próximos proyectos editoriales
R: Una historia de Vallecas, más completa y actualizada de la que ya existe, en la que se le dé más importancia al Puente desde 1900. También estoy trabajando sobre una galería de cien personajes de todos los tiempos que influyeron en la vida social, cultural y política de Puente y Villa de Vallecas. Ando dándole vueltas a la creación de una revista sobre historia de Vallecas, en la que participen todos aquellos que en la actualidad han realizado crónicas y estudios sobre el barrio. Busco financiación ¿voluntarios?.