Por Pedro Lorenzo
‘Valor, agravio y mujer’. Texto: Ana Caro de Mallén. Versión: Juana Escabias. Dirección: Beatriz Argüello. Reparto: Lucía Barrado, Ignacio Jiménez, Natalia Llorente, Julia Piera, Luis Moreno, Pablo Gómez-Pando, Jesús Hierónides, Paco Pozo, Sol Vicente (soprano y viola). Escenografía: Carolina González. Vestuario: Rosa García Andújar. Iluminación: Paloma Parra. Creación musical: Luis Miguel Cobo. Movimiento escénico: Pau Aran. Asesor del verso: Ernesto Arias. Maestro de esgrima: Jesús Esparza. CNTC, Teatro de la Comedia, hasta el 4 de junio.
Comedia de capa y espada vista desde el punto de vista femenino. El mito de don Juan contemplado desde otra óptica, que lo humaniza. A pesar de un viaje a Flandes y el deseo de venganza, el perdón por amor se impone. Ana Caro de Mallén (1590-1646), la autora, posiblemente la más destacada creadora del siglo XVI de la que gracias a la versión de su investigadora, Josefina Carabias, que hizo su tesis sobre ella, además de haber publicado sus obras completas, sabemos que tuvo encargos literarios por los que cobró, y hay documentos que así lo acreditan, lo que fue un hito para el siglo XVI.
Su puesta en escena, funcional y moderna, no reduce un ápice la fidelidad ni finalidad del texto, que se mantiene íntegro.
La escenografía está basada en la pintura flamenca del barroco y más concretamente en los cuadros de los Cinco Sentidos, pintados por Rubens y Brueghel. Escaleras y gradas que se mueven y conforman diferentes estancias al estilo Kantor y cuadros que deambulan crean unos espacios multiformes y adecuados para cada acto de esta dinámica y maravillosa función. Es notoria la lucha de espadas entre Don Juan de Córdoba (Pablo Gómez-Pando) y doña Leonor de Ribera (Julia Piera), que se baten en duelo en diferentes ocasiones, y muestran una destreza inusitada con las espadas roperas.
La interpretación de ambos, la dicción del verso, así como la de todo el elenco, sus nueve componentes, es encomiable. Destacar la comicidad de Luis Moreno (Ribete, el criado). Y también los personajes de Lisarda (Natalia Llorente), Estela (Lucía Barrado) o el Príncipe de Pinoy (Ignacio Jiménez).
La dirección de Beatriz Argüello es un ejercicio de coordinación, buen hacer y acertada destreza al frente de una compañía donde está muy presente el comportamiento y estar femenino sobre escenario, cosa poco frecuente en aquella época.
Doña Leonor, con su ánimo de venganza para restituir su honor y vengar el agravio, cae en la cuenta de que el honor es algo menor y antiguo, y desiste de la venganza por amor.
Un gran montaje en un marco clásico hecho con sensibilidad y acierto en todos sus pasos. Una maravilla de obra. Muy recomendable.