Por Olivia Anders/ Redacción
Jaime Prada tiene 22 años y ha vivido siempre en el barrio de San Diego, en Puente de Vallecas. Hace cuatro, tras sufrir una agresión sexual, se marchó a estudiar a Escocia, decidió dedicarse a defender los derechos de las personas ‘queer’ (con una identidad de género y sexual diferente a la heterosexual y cisgénero), quiso poner voz a las personas trans y formar parte del cambio. Al final del curso pasado, se graduó en la Universidad de Edimburgo y en su discurso reivindicó el derecho de este colectivo a entrar en espacios institucionales y educativos. “Estamos sobre los hombros de generaciones de personas maricas que no tuvieron el privilegio de salir, y, sin embargo, lucharon para que estuviéramos hoy aquí. Así que, déjame recordarte: merecemos estar aquí”, comentó. También es fotógrafo, y con su obra ‘Familia Elegida’ (‘Chosen Family’), ha ganado el Premio Nacional de Fotografía de Escocia, que va a estar expuesta en museos de todo el país. La imagen es un autorretrato con su pareja y refleja la importancia del cuidado y de crear espacios propios. En esta entrevista con Vallecas VA, se muestra orgulloso de ser quién es, de su barrio y de su identidad vallecana.
P: ¿Qué significa para ti ser de Vallecas?
R: Me fui hace cinco años y, cuando vuelvo a Vallecas, veo a mucha gente ‘queer’ que se está trasladando al barrio. La Avenida de la Albufera se está convirtiendo en un espacio más seguro. Me encanta pasear por el barrio y ver la diversidad. Y eso es gracias a tanta lucha y a medios como Vallecas VA y colectivos como Orgullo Vallekano y todas las asociaciones. El motor que me impulsa a hacer cosas, el espíritu luchador de nuestro barrio que tenemos como comunidad, viene de la ternura, del cariño, del calor, que muchas veces se malinterpreta y no se entiende. Nosotras, como personas ‘queer’, apreciamos mucho ese calor. Ese es el sentimiento que llevo siempre desde Vallecas. Me saca de quicio que cuando sales de Vallecas y dices que eres de aquí y la gente se medio asombra. Para mí significa todo lo contrario. Lo que me motiva es venir de dónde vengo. Vallecas es respaldo, es fuerza, pasión…Si no viniera de aquí, no habría tenido la fuerza de enfrentarme a la vida cómo me he enfrentado.
P: ¿Qué te motivó a dar ese paso de irte a estudiar a Escocia?
R: Cuando tenía 16 años, fui víctima de violencia sexual. Durante mucho tiempo estar en Madrid me supuso mucho trauma, mucha dificultad, y hacer mi vida rodeado de cosas que me recordaban una posición vulnerable, débil, y no sentirme capaz. Me di cuenta que necesitaba salir. No era tanto una decisión profesional, sino más bien personal, dejar a mi familia, a mi abuela, que estamos tan atadas al barrio, siendo tan… tribu. Irme supuso mucho sacrificio, pero sabía que era la decisión adecuada. Llegué a Edimburgo teniendo claro que iba a dedicarme a los Derechos Humanos, a proteger a otra gente ‘queer’ para que no pasara por lo que yo he pasado. Me centré en estudios de género, violencia de género y Derechos Humanos. He estado cinco años haciendo activismo con parte del colectivo con supervivientes de violencia sexual. He podido vincular mi activismo a mi carrera profesional como abogado. Muchas veces el activismo ‘queer’ se queda en la calle. Estamos dentro de un sistema que no está hecho para nosotros, sino para gente que se aprovecha de nuestros derechos y que no nos entiende ni entiende nuestras experiencias. Siempre he encontrado mucho valor en que personas como yo, como nosotras, entren en espacios en los que históricamente no hemos estado. Para mí significa mucho entrar en un comité, en un mitin y estar hablando de mis prioridades y de las prioridades de gente como yo. Cuando empecé en la Universidad, me eligieron en una posición política en la que tuve la oportunidad de hacer eso, políticas en la universidad para personas ‘queer’. Ayudamos a gente a poder cambiar su nombre de forma más fácil en los informes personales, en los títulos y poder poner una sección con los pronombres. También hicimos un sistema de instalaciones de género neutro en el campus e incluso un vestuario neutro en el polideportivo. Son cosas que, si no hubiera habido gente como yo en esos espacios políticos, no se hubieran hecho. Vamos necesitando ya estar en estos espacios y formar parte de los cambios.
P: ¿Cuáles son las diferencias que encuentras entre Escocia y España?
R: Soy consciente del privilegio que he tenido de haberme ido. El apoyo que he tenido habiendo sido víctima de una violencia sexual, no lo tenía en España. En Escocia hay muchos recursos y mucha inversión pública para personas que hemos tenido este tipo de experiencias. En España seguimos luchando para que la gente nos vea como personas humanas. En todas partes hay lgtbifobia, pero en España hay un rechazo, hasta cierto punto bastante grande, de no querer informarse y no querer conocer a gente. Muchos de los problemas que tenemos como comunidad es porque mucha de la gente que se está enfrentando a la gente trans o gente que no entiende los derechos de nuestra comunidad, son gente que no ha tenido una conversación con una persona trans en toda su vida. Es tan fácil como acercarte a hablar. Muchas veces el problema es el discurso negativo que se vende como la ideología o un lobby… No hay ni debate, ni ideología, ni lobby. Estamos nosotros y luego está gente que nos quiere quitar de en medio. La información hace tanto daño… Si la gente se sigue refiriendo a nuestra experiencia aferrándose al miedo y al peligro, eso solo deja en evidencia que no ha hablado con una persona lgtbiaq+ en su vida. Solo queremos vivir nuestra vida como todo el mundo. Queremos querer, que nos quieran, ser fieles a nosotras mismas, celebrar de dónde venimos, y que nos dejen vivir. La gente está perdiendo mucha energía en perder empatía. Si les da miedo que vayamos ganando derechos ¿por qué no vienes y nos preguntas? Las personas ‘queer’ estamos abiertas a responder lo que sea si se hace con cariño y con respeto. Aquí en Escocia hay mucha concienciación y se da mucho valor a la conversación, a sentarse a hablar y a escuchar. Sigue habiendo mucha gente tránsfoba dentro de la Universidad, pero va a los comités, expone, habla y, cuando vamos a esos espacios y hablamos, facilitamos los datos que les faltan para entender nuestra experiencia y se nos escucha.
P: ¿Crees que en España se está legitimando el discurso de odio hacia las personas ‘queer’?
R: Baso toda mi vida en el hecho de que lo que he recibido, como persona ‘queer’ y como vallecano, ha sido cariño. Vivo por y para que me quieran y querer, y creo que eso es lo que pensamos la mayoría de las personas ‘queer’. ¿Por qué hay tanta desinformación sobre lo que significa la experiencia de una persona trans, sobre el acceso a hormonas, a cirugías, a tratamientos, a psicólogos, a mediación…? Nos es tan difícil acceder a cualquiera de esas cosas… cuando la gente lo vende como la cosa más fácil del mundo. Mi pareja estuvo cuatro o cinco años con el proceso para cambiarse el nombre en el DNI. La gente no es consciente del tiempo, sobre todo con la sanidad pública, y del dinero que lleva el poder empezar con un plan de hormonas a los 17 años. Eso cambia la vida, te salva de no crecer viendo en tu cuerpo a alguien que no eres tú. Para mucha gente eso es un privilegio que no se tiene. Entonces tienes que entrar en listas de espera y te dicen que tu cirugía va a ser dentro de tres años. Para mucha gente eso no es viable, entonces van a la privada, y tiene que pagar miles de euros. La gente no tiene o le falta ese entendimiento de pararse e informarse. Transicionar no es irreversible. Todas las personas estamos en constante cambio: ponerse implantes de pelo, ponerse pechos, cambiarse la mandíbula… Eso también es afirmación de género. Nuestro género nos lo construimos nosotras, todas las personas trans, cis, heteros… Todas las personas queremos sentirnos bien con nuestro cuerpo. Y puede que haya cosas que queramos cambiar de nuestro cuerpo, pero eso le pasa a todo el mundo. Están intentando hacer las cosas más difíciles, promoviendo discursos sensacionalistas para cosas que no tienen sentido. La ciencia y la información son las que van primero, no los discursos y los debates sin fundamento.
P: ¿Qué apoyos tienen la lucha lgtbiaq+ que, en definitiva, es la lucha de todas las personas?
R: Siempre he tenido mucho aprecio a todas las mujeres trans que salen a la calle. Al fin y al cabo, somos gente de barrio. El irme a colectivos feministas en Vallecas y que una de las primeras personas con las que hablé estaba transicionando, me dio esa fuerza, que la veo reflejada también en muchas ‘dragqueens’. Las travestis tenemos una forma de ver la vida que ayuda bastante a promover la igualdad y el entendimiento con la gente. Gente como Pupi Poison, Samantha Hudson, La Prohibida, Gad Yola o La Casa de la Curva nos han ayudado tanto a que la gente nos vea y nos entienda de una forma tan personal y cariñosa. Hay cosas que nos ayudan tanto, que nos vean en la televisión, como a Onyx como vocal en una mesa electoral. Y como fotógrafo, he visto a @pan_vk en la manifestación del Orgullo Vallekano y me parece que es importante tener esa visibilidad. A mucha gente le cuesta “tragar” cuando nos presentamos de una forma más “estrafalaria”, más ‘queer’. Pero eso lo sabemos y es por lo que lo hacemos. No todo el mundo es igual, pero hay una variedad tan bonita de jugar con el género sin necesidad de ser trans. Me he criado en una familia matriarcal, mi madre, mi abuela, mis tías… y he visto el mundo desde sus ojos. Mi experiencia de género ha sido gracias a verme a mí con sus ojos. Su fuerza y su pasión me han ido conformando poco a poco. Mi padre ha sabido conocer su feminidad. Es una persona muy informada y sabe el privilegio que tiene un hombre cis y se convierte en un aliado. Estoy rodeada de gente que me han dado esa información de “puedes ser cómo quieras, con tal de que respetes a todo el mundo, tú sé feliz” y eso está atado a nuestra identidad en Vallecas.
P: ¿Cuáles son tus motivaciones?
R: Cuando mis padres me cuentan cómo fue el inicio del movimiento Lgtbiqa+ en los 70 y 80 en el barrio, como nuestra comunidad sobrevivió gracias al cuidado y a los roles de cuidado que lesbianas y gente trans tuvieron con nuestra comunidad… eso es lo que me motiva, saber que ha habido tanta gente antes que nosotras que nos han permitido estar aquí, ser tan visibles y tener una voz. Cuando salen noticias online, agresiones, odio, las redes sociales… me paro, respiro y digo “esto no lo pudieron hacer tanta gente hace 20 años, que yo que tengo el privilegio de poder hacerlo, se lo debo a la gente que murió en los 70 y 80, se lo debo a todas las personas trans que no han podido ser quién eran”. Tenemos que recordar que nuestra comunidad nace del cariño, y que la violencia y los discursos de odio vienen de las personas que nos amenazan y que venden esos falsos discursos. Y en Vallecas sabemos lo que es reivindicar y defender nuestros derechos. En nuestro barrio hay tanta diversidad que siempre hemos tenido al lado a gente de toda índole. Y eso es lo enriquecedor y lo que nos hace especiales. El espíritu de lucha vallecano nace en la ternura, en la aceptación y en el cariño.
P: ¿Qué mensaje manda a la población, sobre todo joven del barrio, que no sabe qué hacer?
R: Siempre que sigan hacia adelante, que son queridas, que siempre va a haber alguien que te pueda ayudar. Están Orgullo Vallekano, las asociaciones vecinales, los colectivos, que están deseando ayudarte. Una de las cosas más complejas de ser trans para mí es el conflicto con tu yo pequeño. Y todo lo que hago, lo hago por ese Jaime que no encontraba su espacio, que sentía que no encajaba, que se ponía vestidos en casa y se escondía… Es mucho el orgullo que siento de que ese niño es querido y cuenta con el apoyo del barrio. Los jóvenes ‘queer’, sobre todo en Vallecas, si de algo sirve el contar mi historia, es para que sepan que hay gente como ellos en todas partes, y que no vamos a parar de luchar. Las cosas no son fáciles y no lo van a ser. Las puertas no se nos van a abrir, las vamos a tener que luchar, pero nunca lo haremos solos. Si no lo encuentras en casa, búscalo. Al llegar aquí, me tuve que hacer mi rinconcito y eso en Vallecas es tan fácil… Hay tantas posibilidades, tanta vida, tanto barrio… ¡Sal a la calle y búscalo! Hay que apreciar y reconocer el cariño que se nos da y el cariño que nos damos. Si sabes quién eres, sé fiel a ello y sigue a tus instintos. Lo que tienes dentro es tuyo, y la gente que tienes alrededor merece saber quién eres de verdad.