Por Olivia Anders
Vallecana de adopción, Maite Espinosa Moreira ha grabado ‘Luz, ánimo y confianza’, su ópera prima como directora, como parte de un proyecto audiovisual pero también teórico que, desde la perspectiva autoetnográfica, se propone hacer una investigación que trate de aportar una mirada más luminosa y transparente, pero también profunda de la realidad de las mujeres trans y personas transfemeninas. Además, aborda sus tránsitos y procesos identitarios, la relación que ellas mismas tienen con sus propios cuerpos y las diversas estrategias para afrontar y superar la transfobia. La presentación del documental tendrá lugar el 13 de junio, a las 18: 30 horas, en el Centro Cultural Lope de Vega.
Pregunta: Activista y comprometida con la defensa de los derechos trans en Vallecas… ¿quién es Maite Espinosa?
Respuesta: El activismo para mí no es una acción separada del resto de las demás cosas que hago. Ser una persona disidente a la normatividad en cuanto a la sexualidad y a la relación binaria de sexo y identidad, hace que tenga que posicionarme en un acto a partir del cual reivindico y dignifico mi condición, y trato desde el ejemplo y la interacción materializar y hacer ejercicio de mis derechos. Aquí en Vallecas o en cualquier otra parte de este planeta. Y quizás la consciencia de que ese ejercicio repercute en la vida de les otres, así como los ejercicios de otras personas han repercutido en mi vida es la mayor conciencia de que el activismo es una energía interdependiente, potente y sobre todo viva.
P: En junio se vuelven a reivindicar los derechos de las personas LGTBIQ+ ¿cree que queda mucho todavía para alcanzar la plena igualdad?
R: Mientras existan en este planeta gobiernos, empresas, instituciones y personas que se crean libres de maltratarnos, de excluirnos, de asesinarnos o de privarnos de derechos, dignidad y libertades, habrá que seguir y seguir luchando, porque son nuestras vidas y no se puede consentir que nos las arrebaten. En cuanto al momento actual, considero que hay un problema un tanto paradójico. Parece que más que nunca antes podemos visibilizarnos, pero esa visibilidad molesta a quienes quieren acabar con nosotres, porque no pueden consentir que podamos ofrecer alternativas a las formas monolíticas y tradicionales que eran el único ejemplo de amar y de ser. Hay que ser capaces de responder con argumentos y ejemplos desde la pedagogía, la sociología, etc que permitan que las personas vayan tomando conciencia de que nuestra diferencia no rivaliza con ellas ni les amenaza.
P: La realidad de las personas trans y la lucha por sus derechos parece que están constantemente cuestionada…
R: Soy consciente de que mi condición de mujer trans me hace vivir bajo unos riesgos y una discriminación a unos niveles que la mayoría de la gente aún no se hace a la idea. Al mismo tiempo, gozo de muchos más privilegios que otras muchas personas, qué aun no siendo trans, viven bajo situaciones de discriminación y pobreza mayores a la mía. Pero hay algo que para mí es la cosa en la que he tenido más suerte y es en ser hija de mi madre y de mi padre que son, sin lugar a duda, dos personas tremendamente luchadoras, valientes, críticas y fieles a sí mismas. Por eso, cuando siento que las cosas están increíblemente difíciles, cuando parece que “cuesta seguir hasta el fin”, ¡me acuerdo de ellos y de sus padres y madres también y de muchas otras personas de mi familia «elegida» que han superado tantas veces la adversidad y me emociono y me inspiro y me abrazo y me digo “Dale! ¡Continúa!”
P: ¿Cómo es vivir en Puente de Vallecas?
R: Este barrio es el primer barrio por el que me animé a “salir” de quinceañera. Luego me vine a vivir aquí. Lo he visto cambiar. Y al mismo tiempo hay cosas en él que siguen siendo las mismas o al menos a mí me lo parecen. He vivido en otros sitios de Madrid y también fuera de esta ciudad y si tuviera que decir en cuál de ellos me siento más a gusto y más libre es aquí. Tengo la suerte además de que mis amigas sean vecinas y de que vecinas se conviertan en mis amigas. Eso y la diversidad, que para mi es una suerte inmensa. Vivir en un barrio en el que hay tantas personas y tan diversas hace que sea más difícil que sintamos sobre nosotras los ojos de personas que se creen superiores. Aunque estas miradas siempre están.
P: ‘Luz, ánimo y confianza’ es tu primer documental ¿qué busca transmitir al público?
R: Quería hablar de nosotras, de las mujeres trans. Sentía que hacía falta. La mayoría de las personas nos ven por la calle, pero sólo algunas tienen contacto de verdad con nosotras. Me refiero a hablar, a interactuar, a conocernos. Por lo tanto, en la forma que tienen de percibirnos lo que más opera es la información que han conseguido anteriormente, pero toda a través de programas de televisión, películas, novelas o, y esto es muy importante últimamente, discursos reaccionarios y tránsfobos de más de una corriente política o religiosa. Entonces, te das cuenta de que en el trato con nosotras (incluida la evitación) están actuando estereotipos que dan lugar a prejuicios y estos a discriminación. Pues bien, todo eso es lo que modestamente trata de desarticular ‘Luz, ánimo y confianza’. Se trata de ofrecer referentes o referencias, para el caso es lo mismo, pero conocer de cerca a cuatro mujeres trans y sus trayectorias intentando que esto sea más humano, más transparente y más luminoso. Y espero, esperamos, sirva para que a más de una se le desactiven esos estereotipos y nos pueda ver como las personas que realmente somos.
P: ¿Qué significa presentar su obra en Vallecas?
R: Creo que es el lugar donde hacerlo, donde vivo y donde he crecido y vivido gran parte de las cosas que a día de hoy me hacen ser quién soy. Además, aquí tengo mis amigues, mis compas y creo que el activismo del barrio debe seguir creciendo incorporando muchas más realidades sociales que es importante que formen parte de un barrio consciente, vibrante y amigo.
P: ¿Qué le diría a una persona que se enfrenta cada día a su identidad y que tiene miedo?
R: Estuve muchísimos años bloqueada, sufriendo y sin permitirme a mí misma ser quien yo ya sabía que era. Lo que me cambió la vida fue conocer a otras como yo. A partir de ese momento mis fantasmas y mis miedos se encogieron. Fue un poco como aterrizar, pero también fue como encender una linterna o un farol y poder ver donde antes sólo había oscuridad. Y reconocerme a mi misma por fin al reconocerme en las otras. Encarnar y personalizar lo que hasta entonces sólo podía vivir como un ensueño. Pero era real ¡Y tan real! Lo que pasa es que estaba negado, ocultado, escondido. Pero no te puedes pasar toda la vida negándote ni escondiéndote. Porque no te lo mereces. Todas las personas tenemos que tener el derecho a ser. Y eso es el derecho a la identidad. Ser quienes somos y no quienes nos dicen que podemos ser o tenemos la obligación de ser. Por eso, vamos anímate, te estamos esperando, deseando conocerte tal y cómo tu eres.