Por Redacción
Vallecas VA publica a continuación los poemas ganadores del I Certamen de poesía en huertos urbanos, organizado por la Asociación Vecinal Puente de Vallecas- San Diego y el Huerto Comunitario Utopía
‘Más que puntadas’. Primer premio adultos. Autora: Lola Giménez
Ahora sé lo que cosía mi madre
hasta altas horas de la madrugada
eso que escondía nerviosa
cuando me acercaba.
Al vaciar los cajones
encontré una caja de hilos
donde guardaba sus bordados
envueltos en papel de estraza:
Flores y frutos
ataviados de fiesta.
Ramilletes de zanahorias.
Flores para una novia.
Puntadas de amor
en el huerto de su casa.
Cenefas de limones.
Pensamientos de colores
cerezas y moras malvas…
Aquella noche soñé
que las frutas y las flores
navegaban por mis venas
conjugando sangre y savia.
Al llegar la madrugada
bajé al huerto con la caja,
dibujé un círculo en la tierra
y lo sembré de puntadas.
Pimientos verdes y rojos
rosas de té y alelíes.
Tus manos entre la tierra
cosiendo junto a las mías.
Tomates y berenjenas
el olor a hierbabuena.
Brotes de rocío
coronando la siembra.
Hortensias y lilas blancas…
Hebras de vida.
‘Poema huerto’. Primer premio juvenil. Autora: Patricia Zambade
Mis amigas una planta encontraron,
y a mi profesor le preguntaron:
Si esa planta podrían quedarse,
Si esa planta podría trasplantarse.
Con cuidado la sacaron del suelo,
Le dieron agua con consuelo,
Pues mucha sed había pasado
Y la pobre, por ello había velado.
Un nombre le fue asignado.
Que nadie le habría dado.
“¡Hiedrosis Linus!” dijo una emocionada,
Y la otra, con aquel nombre quedó fascinada.
Esa pequeña plantita en el huerto nació,
Pero tras esto en un viaje se embarcó.
Un viaje, que empezó sintiendo en la tierra un temblor
Pero, ahora estaría lleno de amor…
‘Diario de una planta’. Segundo premio juvenil. Autora: Natalia Ruiz
Nunca hubiera pensado
que se me diera la oportunidad,
de algo tan increíble
como de un huerto cuidar.
Todo lo que veo
al acercarme a la verja,
son numerosas plantitas
regadas tras la tormenta.
Al embarcarme en esta aventura no pude evitar fijarme
en las cosechas que rodeaban a nuestra pequeña principiante,
que deseaba con fuerza llegar a tener su misma experiencia,
sin saber que la paciencia es la madre de la ciencia.
Unas cuantas semillas en unos días sembraron,
y en poco tiempo pimientos y tomates brotaron.
Que no se nos olvide lo alto que creció el maíz,
que no se hizo de menos al estar junto al calabacín.
Entre calabazas y coliflores me di cuenta
de lo laborioso que es cuidar de un huerto y de las plantas que lo integran.
Y entre brócolis y lechugas fue inevitable
pensar que algún día el planeta podría ser inhabitable.
Más allá del huerto en nuestro colegio,
decidieron crear un pequeño invernadero,
en el que pudiéramos todas las clases de la ESO sembrar
diferentes hortalizas de las que podernos ocupar.
En nuestra clase fueron cebollas y rábanos
de los que teníamos todos los días que ocuparnos.
Una tarea sencilla la de regar ¿verdad?,
pero no se habla de lo que nuestras cebollas nos hicieron esperar.
Otro día de estos, en los que marchamos a hacer nuestro trabajo,
nuestro profesor nos dijo a mi mejor amiga y a mí de quitar hierbajos.
En lo que una bonita planta desconocida nos encontramos
y fue el nombre de “Hiedrosis Linus” el que nosotras le otorgamos.
Dicen que si una vida completa deseas poseer
debes leer un libro y un hijo tener.
Pero que no se nos olvide la parte más importante del refrán
que estaría incompleto sin “y un árbol también plantar”.
Esta es la historia de un pequeño huerto
que en un par de años se convirtió en una parte importante del centro.
Eso fue lo que decían todos mis amigos
mientras todos juntos subíamos,
a ese espacio en el que aprendíamos,
que no es fácil salir adelante
sin la mano de alguien que ejerciese de ayudante.
Aquí acababa la travesía de una plantita,
que se embarcó en el viaje de su vida.
Que, aunque las estaciones siguieran cambiando,
ella no dejaría de seguir luchando.
‘Un huerto de no muy lejos’. Tercer premio juvenil. Autora: Miriam Corripio
En un huerto de no muy lejos,
En un huerto de Vallecas,
Hay rumores y susurros
Que la magia ahí se presenta.
Se presentó sólo el frio,
Que desde otoño ya acecha,
Y decidió penetrar con brío
En nuestras plantas (que libres crezcan).
Mas no acabaré con ellas,
No acabarán moribundas,
Pues los que del huerto cuidamos
Somos los que más abundan.
No sólo las cuidaremos,
Sino que las querremos
Como un padre quiere a un hijo,
Y entre todos nos apoyaremos.
El tiempo pasa, sin embargo,
Y como todo el día a día,
Todo pasa mas siempre hay algo
Que nos provoca alegría.
Llegará la primavera, El verano, lo que sea,
Pero seguiremos juntos
Y merecerá la pena.
En un huerto de no muy lejos,
En un huerto de Vallecas,
Hay rumores y susurros
Que la magia ahí se presenta.
Muchos osan a negarlos,
Otros llegan a creerlos,
Hay rumores mentirosos,
Aunque estos no son de esos.
Un simple huerto ha unido
A una Comunidad entera,
Colegios incluidos,
Como si una familia fuera.
Si mi opinión preguntaran,
Aunque el huerto ha hecho magia,
También la han hecho las personas
Que de él se encargan.