Por Plataforma Cívica de Apoyo a la Lucha por la Luz de Cañada Real Galiana
Los habitantes de la Cañada Real viven una terrible realidad, que, a la vez, representa un símbolo de lo que está sucediendo en nuestras sociedades y los distintos caminos que tendremos que recorrer en un futuro inmediato.
La realidad supone que, tras el corte del suministro eléctrico de 2020, más de 4.000 personas, más de 1.800 niños y niñas, viven en condiciones indignas -como expresamente reconoció el propio Gobierno de España-, en un entorno torturante -como queda demostrado en el Informe de 2023 del Grupo de Acción Comunitaria.
Y ante esa tremenda realidad, tenemos, por una parte, a una pequeña parte de la sociedad consciente y a todas las instituciones defensoras de los derechos humanos (nacionales, como el Defensor del Pueblo, europeas, como el Consejo de Europa e internacionales, como Naciones Unidas) exigiendo (desde hace más de tres años y nueve meses) que se restituya inmediatamente el suministro eléctrico y cese tan grave violación de derechos humanos. Y por otra, al Gobierno de derechas de la Comunidad de Madrid -PP- (que para la anterior legislatura, que comenzó en 2021, necesitó el voto de la extrema derecha -VOX- para la investidura), con la cooperación u omisión necesaria de la mayor parte de la sociedad y de los Gobiernos de derechas -Ayuntamiento de Madrid- y “progresistas” -IU en Rivas-Vaciamadrid y PSOE-Podemos/Sumar en el Gobierno central-, manteniendo esa continua violación de los derechos humanos, con la que se beneficiarán los intereses espurios de las grandes compañías eléctricas y de la construcción que están detrás de los proyectos urbanísticos que se están expandiendo alrededor de la Cañada Real.
Esa tremenda realidad es insoportable por el sufrimiento que causa a los que están obligados a vivirla, pero también es un símbolo de lo que está pasando en nuestras sociedades, y que puede verse reflejado, por ejemplo, en la respuesta que se da al genocidio que está llevando a cabo Israel en Gaza, e incluso en los resultados de las últimas elecciones europeas, donde se ha producido el avance de la derecha y la extrema derecha.
Que hay un genocidio en Gaza es indudable, como se demuestra en el Informe ‘Anatomía de un genocidio’, de la Relatora de Naciones Unidas. Y si una pequeña parte de la sociedad consciente clama por su cese inmediato y la Asamblea General de Naciones Unidas, el Tribunal Penal Internacional y la Corte Internacional de Justicia toman acciones en esa línea, de nuevo, la derecha y la extrema derecha (como muestra, Aznar, Díaz Ayuso, Almeida y Abascal) respaldan activamente al genocida, y cuentan para ello con la inacción de la mayoría de la sociedad y de los gobiernos “progresistas”. Fruto de lo cual también se beneficiarán los intereses espurios de grandes corporaciones internacionales.
En una encrucijada
La encrucijada que vive nuestra comunidad internacional la vivimos también en Madrid, O actuamos decididamente por el respeto de los derechos humanos o la derecha, en colaboración con la extrema derecha, y contando con la cooperación y la inacción de la izquierda, sacrificará nuestras vidas a favor de los intereses espurios de los poderosos.
La causa de los habitantes de la Cañada, como la del pueblo palestino, es la causa de los derechos humanos. Si los dejamos caer a ellos, caeremos todos. La marea de la injusticia social está creciendo. O la paramos ya, o arrasará nuestras posibilidades de llevar una vida humana digna.