Por Concha Párraga y Marisa Gascón, enfermeras de los CS Campo de la Paloma y Ángela Uriarte
Un año más, estamos en el comienzo del verano y es verdad que, aunque este año hasta ahora hemos tenido unas temperaturas más agradables, suponemos que nos tendremos que enfrentar a varias olas de calor. Estos episodios nos afectan a todos, pero en especial a niños y niñas, personas mayores y enfermos con patologías crónicas.
Todos debemos seguir una serie de recomendaciones para prevenir los efectos del calor sobre nuestro organismo. Es fundamental beber agua con mucha frecuencia y no debemos cambiarla por bebidas azucaradas, alcohol, bebidas bicarbonatadas, café o té. Cuando hablamos de hidratación, nos referimos a hidratación, es decir agua.
La sed es algo que también debemos entrenar. Si estamos acostumbrados a beber muy poco, la petición de agua por parte de nuestro cerebro nos llegará tarde. Además, la gente mayor tiene menor sensibilidad a la sed y pueden no sentirla en muchas horas aun habiendo pasado mucho calor ese día. Por ello debemos incorporar una rutina de beber todos los días agua (entre litro y medio y dos litros mínimos en verano) hasta que nuestro cuerpo nos lo pida de manera natural y no tengamos que estar tan pendientes de beber de esa botella de agua que todos tenemos cerca.
Evidentemente debemos protegernos del calor dentro de nuestras casas todo el tiempo que podamos y evitaremos las horas centrales del día para hacer las actividades diarias. Esto no debe evitar que salgamos a caminar o a hacer ejercicio, pero siempre a primeras horas de día o ultimas de la tarde para evitar temperaturas extremas.
La temperatura de nuestra casa tenemos que intentar regularla al máximo. Para ello bajaremos las persianas y los toldos en las fachadas que estén expuestas al sol y ventilaremos la casa en las horas más frescas del día y durante toda la noche.
Además, evitaremos durante el periodo estival hacer uso de horno o técnicas de cocción que supongan mucho tiempo de fogón, así como el uso de la plancha durante mucho tiempo, ya que hará subir la temperatura de nuestra casa. Por tanto, deberemos intentar planificar comidas, más frescas, con más contenido en agua y fáciles de realizar.
Por otro lado, debemos aumentar los alimentos que contienen mucho líquido como frutas, verduras, gazpachos o salmorejos ligeros, así como comidas que se consuman en frio para no aumentar la temperatura corporal.
También protegernos del sol directo mediante el uso de gorras, ropas ligeras y protección solar. Buscaremos siempre una zona de sombra y tener la costumbre de llevar con nosotros una botella de agua para poder ir bebiendo poco a poco.
De igual modo, debemos evitar hacer ejercicio en las horas centrales del día. Si no cuidamos esto podemos sufrir un golpe de calor, que se produce cuando la temperatura de nuestro cuerpo sube mucho de golpe y no podemos fisiológicamente bajarla.
Golpes de calor
Si nos encontramos con una persona que ha sufrido un golpe de calor, lo primero que deberemos hacer es llevarla a una zona de sombra. Intentaremos humedecerla en las zonas más sensibles del cuerpo (axilas, cuello, cara e ingles) con agua fresquita, pero no helada y darle de beber (si está consciente) agua fresca. Después avisaremos rápidamente al 112, porque es una situación crítica.
El astro sol es fuente de vida, pero tenemos que ser muy respetuosos con él.
Os deseamos a todos que disfrutéis de modo saludable del verano.
Siempre de la mano de tu enfermera.