Por Anabel Villar, graduada en Derecho y en ADE
Supongamos que hablamos de Juan o de Pepa. Ambos trabajan en una cafetería de Vallecas 40 horas a la semana y viven cerca. Su sueldo les permite cubrir ciertos gastos, tales como la hipoteca o el alquiler, así como la comida, la luz o el agua.
Ambos observan como algunos de sus amigos hablan de sus vacaciones y un amigo común se ha comprado un coche nuevo, pero ni Juan ni Pepa pueden permitírselo. Solo pueden cubrir sus gastos más vitales, tener vivienda y trabajo. Se preguntan el porqué de no poder permitirse ciertas cosas que su entorno sí. Esto es porque Juan y Pepa son pobres, pobres relativos.
Por pobreza absoluta entendemos la falta de los recursos básicos necesarios para sobrevivir, como alimentos, vivienda, atención médica o educación. Y por pobreza relativa consideramos que es la situación en la que una persona o familia tiene ingresos o recursos económicos inferiores al promedio de la sociedad en la que viven, experimentando exclusión social y limitaciones en su calidad de vida.
La pobreza relativa es desigualdad y al ser vallecanos, que es donde viven nuestros protagonistas, es un fenómeno que se manifiesta a través de múltiples dimensiones, todas ellas interrelacionadas, que inevitablemente suelen tener un efecto dominó.
Si hablamos de términos más económicos, la renta media es un punto de análisis fundamental. Así, por ejemplo, en algunas zonas de Puente de Vallecas, como San Diego, es de 19.800 euros; en Entrevías, de 20.037 euros; en Portazgo, de 22.797 euros; o en Numancia, de 23.662 euros. Todo con un coste de vida cada vez mayor. Sin embargo, ya no solo basta con estar dentro del mercado de trabajo en el mundo actual. Los “trabajadores pobres” son aquellos que, aun dentro del mercado de trabajo, no alcanzan a cubrir todas sus necesidades.
Vallecas posee una de las poblaciones más jóvenes de todo Madrid con una edad media de 39,30 años y con un porcentaje de población joven que alcanza el 18,90%. Un potencial que requiere que el ascensor social funcione en perfectas condiciones y la educación sea siempre un motor en pleno rendimiento.
Nivel de ingresos y esperanza de vida
Analizando la desigualdad desde una de sus caras. que es la relación entre la renta o el nivel de ingresos y la esperanza de vida, pues están interconectadas. Mientras que la esperanza de vida en España ronda aproximadamente los 83,3 años, la media vallecana en San Diego es de 82,1 años; en Entrevías de 80 años, en Numancia de 82,8 años y en Portazgo de 81,3 años, todas estas zonas están por debajo de la media nacional.
No podemos olvidar que el nivel económico tiene una repercusión directa y aquellos ciudadanos con un mayor poder adquisitivo acostumbran a llevar un estilo de vida que les permite vivir más tiempo, además de desarrollar trabajos menos exigentes en esfuerzo físico.
Los vallecanos somos el ejemplo entre el vínculo a mayor renta, mayor esperanza de vida. Majadahonda es la ciudad madrileña con más esperanza de vida, con 85,4 años con una renta media de 53.488 euros. Por lo que Pepa y Juan, al residir y trabajar en Vallecas, tienen rentas más bajas, así como una menor esperanza de vida.