Educamos a la infancia en el bien comer, educamos en salud

Por Concha Párraga y Marisa Gascón, enfermeras de los CS Campo de la Paloma y Ángela Uriarte

Nuestra población infantil, así como sus familias se enfrentan a retos constantes durante su crianza que, cuando va presentando dificultades, requiere el apoyo de grupos de familias o intervención de profesionales en el acompañamiento en esta etapa vital. Entre los aspectos que más preocupan a los padres en la crianza de sus hijos e hijas, se encuentra la alimentación.

Tenemos claro que la lactancia materna es el patrón de oro en la alimentación de los bebés hasta los 2 años, pero, a partir de los 6 meses, debemos comenzar a introducir la alimentación complementaria, pues en este momento la lactancia materna exclusiva empieza a ser insuficiente. Y es aquí donde las familias se enfrentan a uno de los retos que va suponer la crianza de su hijo o hija.

En este proceso de cambio, se plantean fundamentalmente dos preguntas: ¿qué alimentos debo darle? y, sobre todo, ¿cómo dárselos?

Efectivamente, más importante que lo que comen, es cómo lo comen. Está comprobado que el cómo comenzamos a dar de comer a nuestros hijos e hijas incide directamente en cómo comerá el niño o niña en el futuro más próximo.

Para dar respuesta a la primera pregunta, diremos que, a partir de los 6 meses, los niños y niñas iniciarán su alimentación con todo tipo de alimentos con la única precaución de que ésta sea introducida poco a poco para que seamos capaces de identificar alguna posible alergia o intolerancia, dejando un intervalo de 2-3 días entre un alimento u otro nuevo.

Sí tendremos algunos alimentos que serán introducidos a partir de los 12 meses, como son las verduras de hoja verde larga o la leche entera.

Nos encontramos también en la actualidad con restricciones de algunos pescados que puedan llevar una carga elevada de mercurio por la contaminación del mar y que serán introducidos a partir de los 10 años. Éstos son el emperador (pez espada), el atún rojo, el tiburón (cazón) y el lucio.

Alimentación perceptiva

Pero, como hemos dicho antes, más importante que lo que comen es cómo lo comen y ahí es donde entra el concepto de alimentación perceptiva, que se refiere a un estilo de alimentación en el que la mamá, el papá o el cuidador están sintonizados con las señales del niño o la niña, lo que les permite responder de un modo oportuno y apropiado, dándoles la motivación y el apoyo que necesitan al momento de comer. Es decir, les permitiremos controlar y decidir su alimentación, y respetaremos sus señales de hambre y saciedad.

Y esto va más allá de lo puramente alimenticio, ya que tiene una relación directa con la autonomía del niño o niña y, por lo tanto, tendrá influencia en otros aspectos del comportamiento y de su desarrollo.

Reconocer las señales tanto de saciedad como de hambre y responder rápidamente de manera cálida de acuerdo a la edad del niño o niña, va a hacer que experimente una respuesta predecible de manera que se autorregula con la tranquilidad que le produce que entiendan sus señales. Esto va a tener como consecuencia que gane autonomía al saberse entendido y respetado.

Nos vamos a encontrar diferentes señales tanto de hambre, como llevarse la mano en la boca, señales de búsqueda, emoción ante la comida, quiere alcanzarla, pedir comida, o señalar el frigorífico; como de saciedad, apartar la cabeza, apartar la comida, cierra la boca, escupe, se quiere ir o dice que ha acabado.

Es importante utilizar alimentos saludables y el entorno debe ser de paciencia, amable, seguro y cómodo, ya que son momentos de aprendizaje. Debemos respetar sus tiempos, conversar con él o ella, y no tener distracciones como juguetes, televisión o móvil. Dejarle explorar los alimentos e interaccionar con la comida. No obligar y no generar mal ambiente alrededor del momento de la comida. Ánimo y a por el nuevo reto en la crianza de nuestros pequeños y pequeñas.

Por último, queremos daros a conocer el grupo que padres y madres han puesto en marcha en el Centro de Salud Campo de la Paloma, una red de apoyo, en el que se comparten, expectativas, alegrías y también temores en el proceso de crianza. Más información en el siguiente QR:

 

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