Entrevista con Juan Vicente Córdoba, director, guionista, productor, miembro de la Academia del Cine y vecino de Entrevías
Por Isa Mendi
Dice que su nacionalidad es ser de su barrio, Entrevías, donde nació en 1957, donde creció rodeado de un entorno artístico y a dónde le gusta volver a la que considera el epicentro de su vida, la calle de Cardeñosa. Juan Vicente Córdoba, director, guionista, productor, miembro de la Academia del Cine y ganador de dos premios Goya, habla en esta entrevista a Vallecas VA, tal vez la más íntima y personal, de su pasión, el cine, de cómo ha vivido el confinamiento y de cómo afronta su futuro en estos tiempos inciertos de restricciones a causa de la pandemia.
P: ¿Qué supone ser vocal de la Academia del Cine?
R: Para mí es un honor. No es fácil y me lo tomo como un premio al trabajo de muchísimos años. Entro en la Academia para trabajar por el cine español y vengo con las ideas claras, dar la voz a los directores y a las directoras y no quiero decir que no se haya hecho antes. Para mí no hay directores de primera y de segunda, más y menos conocidos, son todos iguales. Estaré siempre con el teléfono y oído abiertos para escuchar, para tratar de resolver sus problemas.
P: Director, productor, guionista… ¿en qué lugar se encuentra más cómodo?
R: No es fácil contestar. Al final es como una especie de triada que se ha formado dentro de mí. Lo que más me gusta es la dirección, pero me encuentro muy cómodo también en el guion con las dificultades que ofrece. Todas las películas que he hecho, todos los guiones son míos y aunque los he compartido con otros compañeros, han partido de una idea propia. Es más difícil hacer un buen guion que dirigir una película, porque estás solo delante de tu ordenador para crear una historia. Productor lo he sido cuando no me ha cabido otra. Todo ha ido conformando la figura que soy como profesional. Si hay que poner escalafones, lo que más me gusta es dirigir, lo segundo escribir guiones y lo tercero producir.
P: ¿Qué es para Juan Vicente Córdoba hacer cine?
R: Es la esencia de mi vida. No puedo vivir sin hacer películas, no se hacer nada más. Desde que me levanto, pienso en mis proyectos y en mis películas. Cuando estoy metido en nuevos guiones y proyectos, siempre duermo con una agenda al lado. Si no, se me pueden olvidar cosas. Doy a la luz y anoto algo ocurrente o interesante. La llevo hasta cuando voy en el coche y aprovecho hasta los semáforos en rojo. Desde que me levanto hasta que me acuesto estoy pensando en cine. No podría vivir sin el cine, sin ver películas.
P: Ha comentado en alguna ocasión que el cine español no representa al espectador
R: Me gustaría matizar. El cine español es muy diverso y lo que digo es que cierto cine español, el comercial, no representa al espectador. El público cinéfilo al que le apetece nutrirse de más cosas, que está un poco más preparado, se preocupa más de la diversidad del cine. Entonces abre su capacidad de curiosidad a otras ventanas, a un cine de autor, más personal, más dirigido a películas que no tienen una idea de representación para el público general y que nos vienen de las distribuidoras americanas. El sector cultural español esta anquilosado en comparación con el resto de países. Somos de los últimos países de Europa en lo que tiene que ver con el amor a la Cultura. Los cambios tienen que venir propiciados por un Estado más moderno, con unas leyes que modernicen este país. Poco dice que seamos el país con mayor fracaso escolar de Europa.
P: También ha asegurado que el objetivo de su cine es entretener y hacer pensar al público, ¿considera que lo ha conseguido?
R: Mis películas son muy personales. Al cabo del tiempo, me he dado cuenta de que todas son honestas y con una gran dignidad. Difícilmente me han masacrado o han dicho barbaridades de ellas. Casi todas van creciendo, porque no pasa el tiempo por ellas, por lo que transmiten: las luchas de clases, la igualdad, los barrios obreros, historias de amor… Es un cine que entretiene, pero que tiene un trasfondo social, que habla sobre la dignidad de las personas, del individuo, sobre cómo podemos conocernos nosotros, nuestro entorno y crecer siempre a través de la Educación.
P: Supongo que le habrá sido muy difícil abrirse camino en el mundo del cine
R: No solo es muy difícil abrirse camino, sino tener permanencia. Lo importante es creer en ti mismo, saber que tú puedes entrar en esta profesión y ser alguien importante y siempre seguir luchando. Incluso después de los errores que cometes, hay que saber cómo superar los fracasos. He encontrado un lugar donde me siento realizado, contento conmigo mismo. Las cosas que he hecho tienen un impacto en una serie de personas y eso les ha ayudado a ser mejores personas, a pasarlo bien, a pensar, a abrir nuevos caminos. Con eso me siento realizado. En el barrio crecí con lo artístico. Me fui introduciendo en un mundo que al final me llevó a hacer cine y a entrar en una escuela y a empezar. Soy una persona muy dinámica, con proyectos, que he tenido la suerte de haber sacado adelante.
P: ¿Qué lugar ocupa Entrevías y Vallecas en el corazón y en el trabajo de Juan Vicente Córdoba?
R: Pregúntame de dónde soy y cuál es mi nacionalidad. (Lo hago). Yo soy de mi barrio, es lo que siempre contesto. Podré luego ser español, de Vallecas, pero yo soy de Entrevías. Mi primera película se titulaba ‘Entrevías’, nominada a los Goya y fue la que proporcionó todo. Todas mis películas ‘Aunque tú no lo sepas’, ‘A golpes’, ‘Flores de Luna’, todas se han rodado en gran parte en Entrevías o con imágenes de Entrevías. He tenido una dualidad por mi barrio, como un sentimiento de amor y de odio por mis propios orígenes por haber nacido en un barrio de dónde me quería ir porque no encontraba mi lugar durante una parte de mi adolescencia. Una vez que sales y vives fuera, por muy lejos que estés (Nueva York, Brasil…), siempre hay una querencia a volver al barrio, a un espacio donde te sientes protegido. Cada vez que he tenido que tomar una decisión importante en mi vida la he tomado volviendo al barrio y la mayoría de las veces he acertado. Aunque no viviera, me iba con el coche, aparcaba y me daba un paseo. Me viene la infancia constantemente, me viene toda la fuerza del barrio, la rabia, toda la lucha sociopolítica. El barrio me arropa, me protege.
P: ¿Cómo ha vivido el confinamiento?
R: Con mucho desasosiego. En marzo mi novia contrajo el coronavirus y cuidaba a su madre mayor. Dejé a mi padre solo en Entrevías y me vine a su casa para cuidar de su madre y de ella hasta que dio negativo en mayo. Tuve que hacer la comida y dejarla en la puerta para que no me contagiara. Fue una época con mucho miedo, horrible, que se fue superando. No lo he pasado bien, lo he tenido muy de cerca con miedo a contagiarme y contagiar a la madre de mi novia.
P: ¿Cómo está afectando al sector? ¿Qué salidas podría tener?
R: El mundo del cine va a sufrir las consecuencias al igual que el resto de la economía de una forma que aun no podemos ni llegar a pensar. Cualquier dimensión que yo pueda plantear, seguramente no se ajuste a la realidad, hasta que no haya una vacuna, una protección, para acercarnos a la normalidad, si es que se llega en algún momento. Las salas de cine han estado cerradas y los rodajes parados. Con los brotes se cierra la capacidad de los cines y seguramente a partir del año que viene vayan a cerrar bastantes salas. Las películas más caras, al tener menos capacidad de recaudación, a ver cómo sufren los efectos. Está por ver que haya unas ayudas importantes al sector. Dentro de la cultura, todo está mal, a nivel de actores, técnicos, etc… Hay menos trabajo y están subsistiendo a través de ERTEs y de las ayudas que ha implementado el Gobierno para cultura. En cine y en cultura no se sabe por dónde se va a salir adelante.
P: En este panorama, ¿se puede hablar de próximos proyectos?
R: He tenido la suerte de acogerme a la prestación de autónomos desde marzo y llevo cobrándola. Yo no he vuelto a trabajar este año y se canceló todo lo que tenía preparado. Estoy escribiendo guiones, he terminado dos proyectos para ver si el año que viene se pueden poner en marcha, siempre con esta inquietud de qué va pasar. Mi retrato es el mismo de muchos y muchas compañeras mías.