Por Pedro Lorenzo
Esta versión del dramaturgo y director gallego Cándido Pazó de la primera novela de Pardo Bazán sobre la lucha de las mujeres obreras, ‘La tribuna’, es un hito en cuanto que supone visibilizar la explotación del capital sobre la clase obrera, en este caso sobre mujeres trabajadoras, y las primeras huelgas femeninas, si no la primera en España, y en Europa y tuvo lugar en la Fábrica de Tabacos de La Coruña, casi 4.000 trabajadoras cuando la provincia tenía unos 40.000 habitantes. Amparo (Tamara Canosa), apodada ‘la Tribuna’ por su rica oratoria, se convierte en una líder que abraza la idea de justicia e igualdad y reivindica un trabajo en condiciones dignas con unos salarios suficientes para poder vivir. Se cobraba a destajo, en función de los cigarros manufacturados y, ante el impago reiterado de sus salarios, se declaran en huelga. La obra se sitúa entre La Revolución de 1868, ‘La Gloriosa’ y la proclamación de la Primera República, cinco años más tarde. Un periodo convulso en lo político y social con asonadas militares, Borbones (Isabel, Amadeo de Saboya..) que huyen al extranjero, inseguridad e inestabilidad por doquier.
Es una obra con una visión femenina, siete actrices en escena, incluida Emilia Pardo Bazán, que para escribir la novela acudía a la fábrica algunos días, lo que le dota de mayor realismo. Susana Sans da vida a la escritora aristócrata haciendo de narradora y a veces interactuando con las otras seis actrices que en total dan vida a 11 personajes. Inunda con su presencia la escena y es un personaje rotundo.
Una compañera leía las noticias mientras el resto trabajaba. Así era también en las compañías de Cuba o la Florida. Existe en la trama una historia de amor no correspondido y burlado entre una cigarrera y un burgués, el honor, la honradez, y el drama colectivo e individual de esas mujeres y sus avatares. Drama con notas de comicidad, ironía y sarcasmo como seña de identidad de su autora.
Una puesta en escena realista entre Bertold Brech y Pérez Galdós con un vestuario de época, en una escenografía parca, pero resolutiva, música con canciones en gallego, como lo es todo el elenco, que está muy solvente. La dramaturgia y dirección, loables. Un compendio entre historia, realismo y ficción que con naturalidad nos transporta a esa época y nos descubre y sitúa en esa fascinante historia. ¡Chapeau!