Por Pedro Lorenzo
En esta trepidante comedia se narra el punto de partida del rodaje de la película ‘Lo que el viento se llevó’. Se trataba de un folletín infumable y el productor empeñado en rodarla en una semana por el dineral que le suponía cada día de rodaje. Una heroína, Scarlata O’Hara, de dudosa moralidad y engreída, da el empuje necesario a este proyecto en el que no creen ni el controvertido y violento director Vic Fleming ni tampoco su amigo el escritor Ben Helch, ambos con una gran reputación entonces. El productor David Selznick, Gonzalo de Castro, encierra a ambos en su estudio durante una semana a base de café, plátanos y cacahuetes y, con la colaboración de su secretaria la entregada señorita Popenghul, consigue sacar adelante su idea de esta película. Es una comedia con unos personajes, sobre todo el productor, en estado de excitación continúa.
Basado en el hecho real ya descrito, es una pieza metateatral donde la luz es decisiva, como en el cine, y hace que haya una acción incesante con un Gonzalo de Castro en el papel estelar e indiscutible protagonista, realizando un gran trabajo interpretativo; Pedro Mari Sánchez en un papel moderado y reflexivo, de escritor; y José Bustos, agresivo y enfadado, con una secretaria que hace el papel de chica para todo en tono de vodevil.
Descubre la pieza, eso sí anécdotas de la época dorada del cine de Hollywood en los años 30 en un film que cosechó un montón de Oscars a pesar de tratar sobre la guerra, ser lacrimógena y no creer en ella, ni el guionista ni su director.
00José Troncoso, el prolífico director, no alcanza aquí la excelencia de sus últimos trabajos, como ‘Los columpios’, ‘Lo nunca visto’ o ‘Ferretería Esteban’, que estuvo el pasado mes en el Pavón. Aun así, se deja ver con agrado sin salirse del cuadro y con mucho ritmo y eso: ¡acción!