Vallecas, una mina de proyectos

De izquierda a derecha, María Zapata (Fam y Lias), Patricia González (Cananda), Luis Madrid (Angaraveca) e Inés Ruiz (Cananda).
De izquierda a derecha, María Zapata (Fam y Lias), Patricia González (Cananda), Luis Madrid (Angaraveca) e Inés Ruiz (Cananda).

ROBERTO BLANCO TOMÁS.

Impulsa es un proyecto de Podemos orientado a facilitar el desarrollo de proyectos emprendedores con proyección social. La dotación económica de esta iniciativa, que ya va por su segunda edición, “procede del remanente de los cargos públicos electos de Podemos, quienes con el compromiso de hacer de la política un servicio a la sociedad, tienen un límite salarial, de cuyo excedente procede la financiación de los proyectos ganadores”, según se afirma en su web. Como sabemos que nuestro barrio está lleno de gente inquieta, estábamos seguros de encontrar entre los concursantes a más de un vecino. Así ha sido, y aquí os traemos tres proyectos bastante diferentes como prueba de la creatividad vallecana.

 

Diversidad familiar

El primero de ellos nos lo presenta María Zapata, promotora de la cooperativa de iniciativa social sin ánimo de lucro Fam y Lias, que trabaja para generar recursos que pongan en valor la diversidad. “Dentro de las iniciativas que ponemos en marcha prestamos bastante atención a aquellas que vienen a resolver problemas económicos que las familias tenemos —nos explica—. Una de las diversidades familiares que tienen más precariedad es la monomarentalidad, porque la crianza de los hijos en solitario impide la profesionalización de la mujer. Esto conlleva un círculo vicioso que significa precariedad: renuncio a mi profesión y me engancho a lo primero que pueda compaginar con la crianza”.

Ante tal realidad, Fam y Lias ha estado trabajando con este tipo de familias para buscar una salida. “Hablamos de capacitarnos —sigue María—, pero no de cualquier manera, sino de ver la posibilidad de hacerlo en algún aspecto que vaya más allá. Es la capacitación más el empoderamiento, porque vemos que a las mujeres nos hacen mucha mella en la autoestima todas las dificultades externas, y parece que es un problema personal cuando no lo es. Hacemos un trabajo entre todas de reafirmación personal, de recuperación de recursos que ya tenemos y que ni siquiera los habíamos valorado para salir adelante, sumados a otros nuevos que vamos aprendiendo, por ejemplo las nuevas tecnologías”. Es un trabajo que hacen colectivamente —todas aprenden de todas—, pero el proceso está sistematizado.

Como ejemplo, Fam y Lias ha centrado el proyecto para Impulsa en el sector textil, pero funciona de forma similar en el resto de recursos que trabaja. El proyecto presentado, DiverCustomiza, va dirigido a mujeres desempleadas o con trabajo precario que quieran desarrollarse profesionalmente en la producción, diseño y/o comercialización de productos customizados, transformando productos ya usados. Vemos pues cómo valores como el reciclaje y la transformación están muy presentes, y también un factor transversal a todos los proyectos de Fam y Lias: la creatividad. Por supuesto, la customización no es algo elegido al azar, sino que tiene un carácter simbólico: la transformación existe y es posible.

Otro aspecto importante es el del autoempleo. El objetivo es también que las participantes descubran una salida económica, “pero tampoco queremos generar economía sumergida”, explica María. “Nosotros apostamos por el autoempleo colectivo —comenta—, sobre todo porque autoemplearse tiene sus dificultades, y es más fácil en grupo”. Pero insiste en que “todo esto es flexible, y se irá adaptando a lo que cada mujer quiera aprender y hacer. El punto de partida es que tiene que tener muy claro la idea de creatividad, de que va a trabajar para ella y para ser una profesional, y que tiene que tener una opción abierta por la diversidad… Eso es lo básico, y a partir de ahí ya cada mujer va a ir construyendo su propio itinerario”.

 

Ciudad accesible

Del siguiente proyecto nos habla Luis Madrid, CEO de Angaraveca, agencia de innovación en comunicación. “Nosotros lo que hacemos es ayudar a las organizaciones (empresas, asociaciones, Administración) a transformarse a través de la comunicación —explica—, a ‘humanizarlas’, poniendo a las personas en el centro”. Además de ofrecer estos servicios, “también tiramos adelante con proyectos que nos parecen interesantes, y ahí es donde aparece Madrid Ciudad Accesible. Este proyecto parte gracias a un trabajo que hicimos con una empresa de base tecnológica, que hace teatro accesible, facilitando que las personas con discapacidad sensorial accedan al teatro. Les hicimos una campaña y nos dimos cuenta de algo que nos pareció revelador: siempre estamos pensando en la accesibilidad, pero nunca preguntamos a las personas con discapacidad cómo viven ellos la ciudad. Entonces, a partir de esa idea, se nos ocurrió lanzar un proyecto que sea construido por las personas con discapacidad sensorial (visual y auditiva)”.

El proyecto está previsto en tres sesiones. La primera sería “hacer un mapeo desde las propias personas con discapacidad de cómo viven ellos Madrid y qué problemas encuentran dentro de la ciudad”, que después se pondría en común, “contando cuál es su vida dentro de Madrid con un mapa enorme, indicando temas de movilidad, de empleo, de ocio, etc., que se van reflejando en él”. Además de estas personas con discapacidad estarían presentes técnicos de la Administración, pymes relacionadas con la accesibilidad, asociaciones… “Seguramente —sigue Luis—, cuando estamos hablando, van a salir posibles soluciones. Entonces, a partir de esas soluciones, lo que queremos en una segunda sesión es animarles a hacer un emprendimiento o una idea de negocio. Nosotros somos parte de una asociación que se llama SANNAS, en la que hay muchos consultores que se dedican a promover el empleo en personas con discapacidad, y la idea en esta segunda sesión sería pensar en posibles soluciones tecnológicas, ideas de negocio o de servicios que ellos crean que pueden mejorar la ciudad, preparando un proyecto en el que impriman toda su creatividad. La tercera sesión iría destinada a hacer una presentación en público de los proyectos que salgan”.

Según nos cuenta Luis, el propósito, más allá de los proyectos que pudieran surgir, es conseguir “esa mentalidad de empoderamiento”. Aquí también está presente la idea de transformación interna: a través de un trabajo concreto, “empiezas a replantearte cuál es tu situación dentro de la ciudad como persona con discapacidad, a ver que tienes derechos, que tienes la misma capacidad de emprender que otro tipo de colectivos”.

 

Intervención social

El tercero de los proyectos parte de Cananda, asociación “con fines bio-psicosociales” impulsada por Patricia González, Inés Ruiz y Katia Núñez, tres vecinas con amplia experiencia en la intervención social con población en riesgo de exclusión. Hay un detalle que les distingue: “nuestra idea es trabajar con objetivos terapéuticos integrando herramientas muy variadas, y entre ellas el perro. Siempre que haya un objetivo terapéutico, la herramienta que vamos a utilizar para conseguirlo va a ser un perro”. Para ello, precisan de un equipo realmente multidisciplinar, pues además de psicólogo, sanitario o educador, requieren de la figura del adiestrador, “que es el que se encarga de ver con nosotras qué objetivo necesitamos trabajar y entrenar específicamente al perro para ello. Con cada colectivo tiene una funcionalidad muy distinta, en función de los comandos que cargues en el animal —aclaran—: podrá ser útil para violencia de género, para discapacidad intelectual, para tercera edad, para menores en riesgo de exclusión social…”.

El proyecto que estas vecinas han presentado a Impulsa se centra en talleres de prevención e intervención de la violencia en contextos educativos. “Está enfocado para el trabajo con los chicos, con dos tipos de talleres: uno de prevención, para que conozcan los tipos de violencia juvenil, y otro de crecimiento en competencias personales y sociales para combatir la violencia desde el crecimiento personal”. Además, trabajan con las familias, para lo que cuentan con otros dos talleres: “uno que tiene que ver también con el conocimiento, que los padres conozcan los posibles riesgos que hay en la etapa adolescente, y el otro de prevención de la violencia en contextos educativos”. Cubriendo todos los actores, también trabajarán con los profesores, “para que conozcan los tipos de violencia que existen entre la población juvenil y cómo se tratan dentro de un aula las conductas de los jóvenes violentos”, así como “una coordinación para hacer derivación de recursos más adaptados a esos chicos; por ejemplo posibilidades de ocio o intervenciones más personalizadas que les den un recurso más integral que ni nosotros ni los centros educativos podamos ofrecer”.

“La mayoría de los chicos con conductas violentas presentan fracaso escolar y abandono temprano de las aulas —continúan—. Nuestro objetivo sería poder generarles un pequeño punto de inflexión para que desarrollen otras dinámicas de actuación. Muchos de los chicos que presentan conductas violentas tienen autoestima muy baja, y lo que queremos es reconducir en este punto para que su futuro pueda centrarse un poco mejor. No vamos a conseguir dando talleres que el chico no abandone el instituto, pero sí podemos generarle herramientas para que sea capaz de abordar los conflictos de otra forma, y que eso haga que su energía esté más centrada en lo académico o en su vida profesional”, concluyen.

Más información:

Fam y Lias

Angaraveca

Cananda

  • asociacioncananda@gmail.com
  • Tel.: 616 290 469

 


Fotos: Vanessa Agustín

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