Una visita a la Fundación Carlos Martín

La Fundación posee un centro especial de empleo desde el 2008. Foto: R. B. T.

Escribe: Roberto Tomás Blanco.

La Fundación Carlos Martín nace en el año 2000 a partir de AFADE (asociación de familiares y amigos de personas con discapacidad intelectual). En ese momento, la Asociación tiene ya casi tres décadas de historia, la Comunidad de Madrid ha contratado su centro ocupacional, atiende a cerca de 250 usuarios y piensa que es un buen momento para profesionalizar su gestión, máxime cuando ya ha decidido crear un centro de día y viviendas tuteladas.

Desde entonces, todos estos proyectos se han ido consolidando. En su centro ocupacional forma a los usuarios para que en un futuro puedan tener un puesto de trabajo. Además, en su centro de día, atiende a personas con discapacidad intelectual gravemente afectadas también por otro tipo de discapacidades. Finalmente, gestiona tres viviendas tuteladas donde hay personas con discapacidad intelectual que necesitan apoyos intermitentes. Allí se les dan las herramientas necesarias para que puedan vivir con la autonomía que necesitan.

A lo largo de los años se han ido incorporando nuevos programas, favorecidos por las políticas activas de empleo de la administración. Gracias al programa de inserción laboral, la Fundación ha ayudado a muchas personas con discapacidad a conseguir un trabajo. “Contactamos con empresas interesadas en contratar, y les decimos que las personas con discapacidad pueden desarrollar el empleo con mucha cualifi cación y lo pueden hacer muy bien. Hacemos la selección del perfil profesional que la empresa requiere y les enviamos a los candidatos”, nos explica Marisa Albánchez, directora de Recursos Humanos.

“Además, tenemos también los cursos del INEM. Hemos desarrollado cursos de formación para perfi les muy específi cos como operario de almacén, cuidador para personas con discapacidad…”. Pero en la actualidad hay bastante incertidumbre con respecto a todos estos programas.

Albánchez reconoce que los recortes están afectando muchísimo. Actualmente, la Fundación se está planteando la autofi nanciación, estudiando diferentes servicios que podría ofrecer a empresas, por ejemplo “en lo relativo al cumplimiento de la responsabilidad social corporativa”. Además, la Fundación posee un centro especial de empleo desde el año 2008, FUNCARMA, que también está sufriendo los efectos de la crisis.

“Hemos crecido muchísimo en diferentes líneas de negocio —nos cuenta Marisa—. Pero a partir de enero se ha desplomado la producción. Trabajamos con productos promocionales para grandes empresas, pero ya no hacen tanta cantidad […]. Y no podemos hacer cualquier trabajo —puntualiza—: el objetivo del centro es generar puestos de calidad y estables para personas con discapacidad intelectual. Aunque viéramos alguna línea de negocio altamente positiva y benefi ciosa, si no genera empleo para este colectivo, no tiene sentido que vayamos hacia ella”.

Por supuesto, otro de los objetivos más inmediatos de la Fundación es mantener todos los programas que no están subvencionados. “Porque además del área de inclusión laboral también tenemos el de dependencia, y en ese área hay programas que no están financiados ni nunca lo han estado”.

Programas como el de apoyo en la vida familiar, el de ocio, el de vacaciones… “Hay que tener cuenta que muchos de estos programas solo los hacemos nosotros, y que si dejamos de hacerlo, no lo va a hacer nadie. También hay que tener en cuenta que no estamos en La Moraleja, donde puedes pedir a la familia todos los meses 200 euros para que sus hijos se vayan de ocio… Trabajamos para las familiasde Vallecas, que no pueden hacer esas aportaciones”.

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