‘Probablemente algún día escriba sobre Vallecas’

ROBERTO BLANCO TOMÁS.

Daniel Ojeda es escritor vallecano. Hace dos años publicó su primera novela, y ahora está a punto de publicar la segunda: Todo lo que sé sobre un corazón roto. Confiesa que en su vida y su día a día “tienen mucha importancia las letras y las historias, también todo lo que éstas conllevan”. Cree firmemente en que “el éxito es dedicarse a lo que te gusta y que todo merece la pena si finalmente amas lo que haces”. “También creo que los libros no mueren, sino que el ritmo al que avanza el mundo hace que algunas personas dejen de verlos”, nos explica al principio de nuestra conversación.

Publicas ahora tu segunda novela… ¿Qué van a encontrar en ella los lectores?

Todo lo que sé sobre un corazón roto es la historia de una chica que conoce el dolor de enamorarse de la persona equivocada. Sus pensamientos, la angustia y sus sueños están repartidos por las páginas, y también por las del diario que le escribe a Simone de Beauvoir, una escritora muerta con la que se siente vinculada de alguna manera porque comparten nombre y forma de pensar en algunos aspectos. No cree demasiado en la bondad de las personas, hasta que conoce a Marc y, después de dejar la relación que han comenzado, se da cuenta de que ella también está haciendo daño a otros por no aprenderse eso que decía El principito: “Es una locura odiar a todas las rosas solo porque una te pinchó”. Además, en este libro hablo del sufrimiento que conlleva en ocasiones el éxito. También de la muerte y de lo tristes que se tornan a veces los días, pero de lo bonito que es todo aquello que al final nos hace humanos, como por ejemplo aprender.

¿Cómo comenzaste a escribir?

Desde pequeño me he sentido atraído por los libros. Me leía todos los que caían en mis manos, escribía cuentos que después cosía mi abuela durante mis vacaciones del colegio y gané un par de concursos literarios en la ESO. Al llegar a casa me refugiaba muchísimo en lo que tenía en la cabeza, en lo que tenían otros, y eso fue creciendo con los años. Una vez te das cuenta de lo que realmente te hace feliz, luego comienza un proceso largo de aprendizaje y de encontrar tu propia voz. No me recuerdo sin un libro en la mano, una idea en la cabeza o un montón de páginas con mis locuras. Creo que empecé a escribir como vía de escape, y ahora se ha convertido en un modo de vida.

¿Cómo has evolucionado desde tu primera, Cómeme si te atreves?

Dos años me han dado tiempo para mucho: me han pasado cosas, y en parte soy lo que escribo. Creo que mis historias van teniendo, cada vez más, una carga emocional importante, pero también aprendes con el tiempo a llevarla por el camino indicado y a dar su espacio a los personajes. Sigo manteniendo la improvisación, porque las novelas crecen mucho en mi cabeza durante un tiempo. Conocerme más al escribir hace que mi voz como autor cada vez sea más clara. Por ejemplo, en Todo lo que sé sobre un corazón roto trato más temas que en Cómeme si te atreves y con una madurez muy distinta; idealizo menos sentimientos como el amor, y los personajes toman más decisiones, que no siempre son acertadas: evolucionan de una forma más real y no siempre se abrazan al final feliz.

Tus novelas están orientadas a un público juvenil… ¿Qué te decidió por este género?

Me encanta la literatura juvenil, creo que manda mensajes importantes, que es una etapa en la que todo queda grabado y que lo que somos viene de la infancia y la adolescencia, solamente que muchos adultos se olvidan de lo que fueron. El público juvenil es muy entusiasta y agradecido: te hacen llegar su opinión para bien o para mal y viven las historias que les cuentas de una manera distinta. Aún así, creo que los géneros se han inventado para guiarnos, pero que la literatura no tiene. Siempre he leído todo tipo de libros que pensara que podían gustarme, y como autor me han escrito lectores de 13 años y de 74. Eso me encanta.

¿Algún otro proyecto que puedas contarnos?

Ahora estoy inmerso en la promoción de Todo lo que sé sobre un corazón roto. El 9 de marzo estaré en Barcelona, en La Casa Del Libro de Passeig de Grácia a las 18:00 (con Paola Calasanz), y el 18 del mismo mes en el Fnac de Callao, en Madrid, a la misma hora (Con Blue Jeans). Cuando termine, seguiré con el próximo proyecto, del que aún no puedo contar demasiado porque lo dejaré crecer mientras lo escriba. Me apetece ir más allá, seguir con mi esencia pero hablar de otros temas y mundos que conozco de cerca. En mi segundo libro hablo de una ciudad que solo existe en mi imaginación, y en este caso estoy pensando si narrarla en París, ya que es una ciudad que siempre me ha fascinado, y hace un año o así pasé unos días por allí y me gustó aún más de lo que ya me gustaba.

¿Cómo es tu relación con Vallecas? 

Como la que tienes con alguien a quien quieres muchísimo, pero con quien a veces te enfadas y necesitas un tiempo para reconciliarte… Al final terminan siendo días raros, porque la quieres demasiado. A veces queremos irnos de un lugar porque lo hemos pasado mal en el colegio o cosas así, pero cuando ya crecí me di cuenta de que es el sitio en el que mejor me siento la mayoría de las veces. Es mi casa, y al final somos de donde crecemos; no siempre, pero volvemos y nos decimos: “Sigue haciendo que sienta lo mismo cuando la veo”, a Vallecas, digo… Probablemente algún día escriba sobre Vallecas.

Para terminar, ¿quieres enviar algún mensaje especial a los lectores?

Primero, mil gracias por esta entrevista. Y a mis lectores, mil gracias por el tiempo, el cariño, por esperar la vuelta con cada libro y por hacer que las letras tengan aún más sentido. Os mando un abrazo inmenso.

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