‘Los gitanos no somos una fórmula, somos muy diversos’

ROBERTO BLANCO TOMÁS.

Con motivo de la Jornada Sociocultural Gitana como Instrumento de Sensibilización Social y Prevención del Antigitanismo, nos hemos acercado este mes por la asociación de mujeres gitanas Alboreá, aprovechando la oportunidad para conocerla mejor de la mano de Ana Vázquez, su secretaria.

Alboreá nació en 1995, y su objetivo principal es “la promoción y el desarrollo del pueblo gitano a través del empoderamiento de las mujeres, porque sabemos que ellas son el motor de cambio”, nos dice Ana. La asociación actúa a nivel nacional, “y aquí en Vallecas realizamos mucha actividad, porque es una de las zonas con más población gitana de la Comunidad de Madrid”, explica. “Trabajamos en diferentes áreas: salud, educación, vivienda, empleo… A la educación, la formación y el empleo le prestamos una atención muy especial porque creemos que es clave para el avance de nuestro pueblo, por ser lo que realmente te da autonomía. Por ello es lo que principalmente promovemos, intentando por ejemplo que las niñas y niños gitanos permanezcan en el sistema educativo, o promoviendo y mejorando la empleabilidad de la mujer gitana. También realizamos trabajo político: Alboreá forma parte del Consejo Estatal del Pueblo Gitano, un órgano consultivo del Estado en el que están representados todos los ministerios y las veinte organizaciones gitanas más representativas a nivel nacional”.

“También estamos trabajando en la mejora de la convivencia a través del conocimiento —continúa Ana—, porque los prejuicios están sobre todo basados en el desconocimiento del otro. Cuando se crean espacios comunes, donde podemos darnos a conocer unos y otros y ver lo positivo de todos, los prejuicios caen”. Precisamente éste es el ánimo que ha guiado la programación de la jornada celebrada el 21 de noviembre en el Espacio Mujer Madrid, de la Fundación José María Llanos, que ha colaborado con Alboreá en este evento. Dicha jornada abordó “la historia del pueblo gitano, su cultura y su arte desde el punto de vista de las aportaciones que este pueblo ha hecho a la cultura española y su influencia”, según nos relata Ana, satisfecha del resultado “porque dieron a conocer una realidad y aspectos de la cultura gitana que no se conocen”.

Sobre el papel de la mujer dentro del pueblo gitano, Ana desarrolla la idea que apuntaba al principio: “es el más importante de todos, porque la cultura gitana es ágrafa: se ha transmitido de forma oral de generación en generación, manteniéndose viva hasta hoy. La encargada de transmitir la cultura y los valores ha sido la mujer gitana, y ahora mismo estamos aprovechando ese papel fundamental que tiene para transmitir también los cambios a las nuevas generaciones, porque creemos que la cultura gitana, al igual que las demás, tiene que evolucionar con los tiempos”. En este sentido, aclara que “hay cosas que forman parte de nuestras costumbres, pero no de nuestra cultura. Son costumbres adquiridas en un momento y por una situación muy determinados. Por ejemplo, los casamientos tempranos no forman parte de la cultura gitana, lo que pasa es que la esperanza de vida del pueblo gitano, por la situación que le ha tocado vivir en un momento dado, era muy corta, entonces tenían que empezar a vivir antes: era como un mecanismo para asegurar que el pueblo siguiera existiendo… Pero la forma de vida ha cambiado: ahora estamos en un país democrático y se nos reconoce como ciudadanos de pleno derecho, motivo por el cual se tienen que producir también cambios. Nosotras intentamos diferenciar la cultura de las costumbres, con el objetivo de preservar la primera”.

“Y es que los gitanos no somos una fórmula, eso es lo primero que hay que aclarar; no somos el resultado de una producción en cadena. Dentro del pueblo gitano, como dentro del pueblo español, somos muy diversos, afortunadamente, pues entendemos la diversidad como una riqueza. Y creo que hay que apostar, no por la multiculturalidad, sino por la interculturalidad. No se trata de que convivamos manteniéndonos cada uno en un polo, sino de que nos juntemos y compartamos… Todos vivimos en el barrio, y si queremos que mejore, ¿qué tenemos que hacer? Sentarnos, unirnos, hablar, hacer planes juntos… Aquí en Vallecas se está haciendo, por ejemplo con las distintas mesas temáticas que se han creado, en las que participan los organismos y las diferentes entidades. Vallecas puede ser un modelo muy bueno de cara al exterior: es un barrio muy participativo, y la gente de por aquí tiene mucha iniciativa y está dispuesta a hacer muchas cosas”. Por todo ello, Ana Vázquez se despide invitándonos a todos a acercarnos para conocer mejor a su asociación y a su pueblo, con el mejor de los ánimos: disfrutar compartiendo y haciendo cosas juntos.


Imagen: Jesús Arguedas.

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