Es habitual que los pequeños negocios terminen pasando de padres a hijos. Así ha sucedido con la Ferretería Cobos donde el padre, Enrique, ha cedido las riendas de este negocio familiar a sus hijos. Sobre las dificultades de llevar un comercio de estas características hablamos precisamente con el hijo, que también se llama Enrique, quien afirma que “a las pequeñas tiendas nos cuesta mucho competir en precio con las grandes superficies y otro tipo de negocios, como los regentados por los chinos. Pero no todo está en el precio…”.
Para Enrique, es fundamental que los vecinos vean en ellos a alguien a quien acudir en caso de apuro. “Aquí resolvemos muchos problemas, empezando por el que se le cierra la puerta y no puede entrar en casa, o quien necesita una idea”, afirma. Asegura que para sobrevivir hay que renovarse. En el sector de las ferreterías, hay mucho producto nuevo que ofrecer, como “todo lo relacionado con las nuevas tecnologías, y la variedad de cables que hay para todo”, entre otros muchos productos. De hecho, han triplicado el negocio desde que su padre decidió confiárselo a ellos. Sobre el futuro de comercios como el suyo, es optimista al asegurar que “la gente está un poco harta del `mostrador frío´, es decir, ir a un sitio y encontrarte que no saben, que no haya quien te explique nada”. Eso hará que la gente “como ya está sucediendo en Estados Unidos donde van a la vanguardia de todo, vuelva otra vez al pequeño comercio”.
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