Desalojados habitantes de Santa Catalina

La infravivienda objeto de la polémica.
La infravivienda objeto de la polémica. /Foto: IU

REDACCIÓN.

En octubre de 2011 concluía el desalojo del poblado de Santa Catalina, el asentamiento chabolista más antiguo de Vallecas, en el que vivían más de 130 familias. Recientemente, dicho lugar volvía a estar habitado, habiéndose instalado allí tres familias.

Para informarse sobre el particular, el grupo municipal de Izquierda Unida-Los Verdes presentó una pregunta al pleno del Distrito del pasado 7 de marzo, inquiriendo acerca de cuál era la actual situación de una de las infraviviendas y qué iba a hacer la junta al respecto. En dicha infravivienda habitaba una familia sin medios ni ayudas de ningún tipo, con dos hijos escolarizados que acuden a clase diariamente. No se encontraban empadronados en el Distrito porque declaraban no saber cómo hacerlo, y que nadie de Servicios Sociales les ha ofrecido solución alguna para reencauzar su vida.

En respuesta a la pregunta, la concejala presidenta negó que existieran tres hábitats, sino solo uno, considerando todos los asentamientos como un único núcleo familiar. Esto, según IU, es erróneo, distinguiendo los tres: el que ha suscitado la pregunta, otro de nacionalidad rumana y otro más, anterior ocupante de la chabola en la que actualmente vivía el primero. Ése parece ser el motivo de la “confusión”: la familia en cuestión ha ocupado y arreglado la infravivienda que dejó libre la última de las mencionadas en el desmantelamiento de 2011, que entonces se trasladó a su actual ubicación. La consecuencia ha sido considerar que la infravivienda y sus ocupantes ya tienen orden de desalojo, la que en su momento concluyó en la salida de la misma de la anterior familia.

En resumen, la concejala estimó que estas personas estaban ocupando ilegalmente un espacio, que no tienen derecho a realojo y que debían irse. Y dicho y hecho: pocos días después de celebrarse el pleno, la familia era desalojada fulminantemente sin tener en cuenta su situación ni ofrecerles solución alguna.

A modo de epílogo, un rayo de esperanza para estas personas: al cierre de esta edición hemos sabido que, asesorados por personas solidarias, han acudido a los Servicios Sociales de Carabanchel (la mujer estaba empadronada en ese distrito), donde a la hora de escribir estas líneas todo apunta a que tienen bastantes posibilidades de conseguir una solución habitacional y poder así reorientar su vida. Ojalá que así sea…

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