Calle de Gutiérrez y Michel

Calles de Vallecas

POR LAS CALLES DE VALLECAS

José Molina Blázquez (en Historia y origen de las calles y lugares públicos de Vallecas)


Descubrir quién se escondía tras estos dos apellidos, reconozco que ha sido toda una aventura. Algo me decía que tenían algo que ver con el deporte balompédico. Busqué sus orígenes entre los entrenadores y jugadores del Rayo Vallecano, pues “Michel” fue el apellido de uno de sus entrenadores. Vana empresa: nada ni nadie daba fe de su existencia. Finalmente, y de casualidad, encontramos el origen y la vinculación de los dos personajes que se escudaban tras los “Gutiérrez y Michel”: se refieren a Francisco Gutiérrez y Roberto Michel, artistas y escultores contemporáneos de Carlos III.

Francisco Gutiérrez nació en San Vicente de Arévalo (Ávila) en 1727. Desde muy joven despuntó como gran dibujante y escultor. Llegó a ser escultor de cámara de Carlos III. De sus manos surgieron la diosa Cibeles, las esculturas con las Virtudes Cardinales que adornan la fachada norte de la Puerta de Alcalá, las cuatro fuentes ornamentales del paseo del Prado y otras muchas obras maestras que adornan la ciudad de Madrid. Falleció en 1782.

Se preguntarán por qué su apellido aparece conjuntamente con el de Michel. Sencillamente porque los dos, de forma conjunta, dieron forma a muchas de las obras antes dichas. Roberto Michel creó los leones del carro de la Cibeles, las otras esculturas de la cara sur de la Puerta de Alcalá, parte de la ornamentación de las cuatro fuentes citadas del paseo del Prado, además de otras obras también muy conocidas.
Nacido en 1720 en una pequeña localidad francesa, se trasladó a Madrid con 20 años de edad. La corte del recién nombrado rey de España, Felipe V, francés de la casa de los Borbones, le llamó a su servicio para decorar el Palacio Real. Posteriormente su cargo fue ratificado por Carlos III. Es obra suya, además de las anteriores, la imagen de la Virgen del Carmen, situada en el frontal de la iglesia de San José, en la calle de Alcalá. Llegó a ser director de la Real Academia de Bellas Artes. Murió en 1786, con 66 años de edad.

Finalmente, la intuición primera no quedó defraudada: Gutiérrez y Michel hicieron posible que los aficionados del Real Madrid pudieran concentrarse ante una escultura simbólica de nuestra ciudad cada vez que disfrutaban de un nuevo trofeo balompédico.

 

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