A Vallecas «en barco»

Intenso, emocionante y variado o resultó el recital, en el que prosa a y verso se unieron en un maridaje e fascinante y seductor.

CONCHA MORALES.

Comenzamos la tarde del 12 de noviembre con un cierto misterio. Un escritor y poeta vallekano mostraba por primera vez en directo sus versos en el Centro Cultural Paco Rabal, invitado por el Colectivo PoeKas, dentro del ciclo A Vallecas en verso. El acto, rodeado por la ficción utópica, surrealista y mágica que ofrecen las creaciones de Luis Miguel Morales, lo introdujo Concha Morales, poeKa y hermana del autor, servidora de vosotros en todo lo que gustéis mandar y yo pueda, o deba, obedecer.

La flotilla de barquitos de papel con poemas conquistó a los asistentes con su cargamento de metáforas, alegorías y mensajes lanzados directamente al corazón. Unas veces, nostálgicos; otras, solidarios; las más, impregnados de esa lluvia de acontecimientos que masacran en todos los frentes (humanos y sociales) a la sensibilidad de las personas que, como Luis Miguel Morales, luchan desde la acción pacífica y la palabra por que se reconduzca la sinrazón prefabricada por aquellos a los que les importa un bledo (perdón por la salida de tono) la grandeza insignificante que se esconde detrás de las vidas humanas.

Intenso, emocionante y variado resultó el recital. El protagonista se tomó un descanso, para recuperar fuerzas anímicas, y dejó que fueran varios de los asistentes (familiares, amigos, poeKas) los que leyeran el contenido de los barquitos de papel. Prosa y verso se unieron en un maridaje fascinante y seductor.

Luis Miguel agradeció a PoeKas la oportunidad de expresarse ante las gentes de su barrio. Con vinillo dulce y deliciosas pastas acabó el recitado, pero las emociones continuarán.

 

Vallecas

En mi barrio hasta el color es distinto,
o las voces de los niños ahí abajo,
o el rodar impertinente de los neumáticos, o las prisas.
En mi barrio los cuadrados repetidos, simétricos, anodinos,
observan entre ladrillos el verdor de hojas de mar.
Porque hay mar, hay un océano de amplias avenidas,
arroyos,
ríos que transitan por las calles.
En mi barrio
los transatlánticos aparcan dos pisos más abajo de la alcoba,
no hay papeles ni sin papeles,
las ilegítimas son las fronteras
y el vencido siempre gana la partida al vencedor.
Hombres negros, mujeres negras,
hombres, mujeres.
Personas.
En mi barrio
los poemas no aguardan al poeta en la sombra, esperan al sol,
las palabras caminan despreocupadas por las aceras
sin temor al barrote de hierro y hormigón
ni a susurros que las puedan ocultar.
En tu barrio, en nuestro barrio,
el horizonte traza una línea infinita,
inalcanzable.

Luis Miguel Morales

 


 

Fotos: Roberto Blanco Tomás

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